Acasa no es la única concesionaria que sufre impagos. Las trabajadoras de Limasa siguen durmiendo en la sede de la empresa ante la falta de respuesta a su demanda. “No tenemos ninguna novedad, nadie nos llama ni nos cogen el teléfono. Lo único que nos dice la empresa es que no tiene dinero. Estamos dejados de la mano de Dios”, denunció la presidenta de la sección de Dependencias, Inmaculada Rincón.
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