Jerez

Las Meninas

POR falta de ganas, Raimunda no acudió a aquella fiesta de disfraces que organizaba anualmente la pandilla de amigas del colegio. Rondaban ya las muchachitas los 55 años y no existían excusas para dejar de acudir a la cita cada doce meses. Un tiempo que para todas pasaba igual, aunque a algunas les afectaba más que a otras. Disfrutaban observándose y desgranando entre ellas los acontecimientos más importantes acaecidos durante todo este tiempo que no se han visto. Pero Raimunda no acudió en esta ocasión. Se sentía mayor, sin vitaminas para enfundarse su vestido de menina. Esa mañana no fue suficiente la sesión de ozonoterapia en la clínica de la esquina. No entendía lo que veía cuando se miraba en el espejo, incapaz de asumir que su cuerpo había cambiado. Pero, ¿por qué ahora? Siempre había sido tan feliz consigo misma... Una luz le hizo entender que no se podía rechazar formar parte del cuadro de Velázquez. Una obra de arte no tiene edad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios