A la vuelta de la esquina

Mujeres colombianas

He asistido en Bogotá al evento de la Fundación ‘Mujeres de éxito’ que cada dos años se celebra en  Colombia. Se trata de premiar a través de un jurado independiente a las mujeres colombianas que han conseguido realizar su sueño. No se trata de éxito como lo entenderíamos empresarialmente, aunque también premian a mujeres empresarias.

Mujeres como Beatriz Giraldo de Calle,  que promociona en Colombia la cultura del Coro, enseñando canto durante más treinta años a través de una Corporación privada.  Cientos de infantes han aprendido a cantar y son profesionales o actores. Ha viajado por todo el mundo con sus niños cantores, lo mismo en China, como compitiendo con los Niños Cantores de Viena y otros países europeos. Junto a Beatriz fueron reconocidas indígenas que mediaron entre la guerrilla y el ejército para crear una zona de paz. A una mujer que en los barrios populares, las comunas, tomó iniciativa de pequeños préstamos, de aprendizaje de internet en las zonas deprimidas, sin más ayuda que su esfuerzo. Todas las áreas estaban representadas: científicas, investigadoras, educativas, empresariales… cada una con un reconocimiento. El teatro estaba lleno de energía femenina, de etnias diversas.  Repitieron lo que he escuchado a lo largo de mi segundo viaje a Colombia: el futuro de Colombia son sus mujeres.

En un pueblecito paisa, Salento, encontré la ‘Asociación de mujeres cabeza de familia’ con un local donde asesorar a viudas, solteras, abandonadas, que tienen los hijos y la casa a su cargo. Asesoran a otras mujeres. Venden labores textiles. Su localito está en la calle más artesanal del pueblo. Emotivo.

En Río Negro (Antioquía) me encontré con Cristina Matiz, luchadora, exiliada un tiempo en Europa. Tuvo una enfermedad cerebral y quedó paralizada en medio cuerpo. Ha superado su dificultad, creando utensilios para con una sola mano hacer sus quehaceres y labrar su pequeña huerta. Otra mujer, María Teresa Restrepo, lo dejó todo para sacar adelante a dos nietos gemelos sietemesinos a los que le daban solo unos meses de vida. Aún necesitan un cuidado especial. Se fue a la montaña para que tuvieran un ambiente sano.

Flor, Alicia, Francia en Dos Quebradas (Risaralda), entre otras, forman parte de esas mujeres chéveres.

Mujeres como Ángela, periodista, corresponsal de revistas en España. Marcela G. Samper, editora, escritora y periodista de éxito, que sigue en su lucha por la autonomía económica femenina y editando libros para organizaciones internacionales en castellano y traducidos al inglés.

Me reuní en Bogotá con una mujer jerezana, tan fuerte y chévere como las colombianas: Rosa Otero, ceramista, que junto a otras familias fueron a resolver la documentación de la tutela sobre niños del Chocó. Lo ha pasado muy mal, dos meses en Colombia, pero los niños ya están aquí y comenzaron el curso escolar. Rosa, ánimo y adelante.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios