En unos días en los que en mayor o menor medida está presente el frio, cada año llega la navidad y todos deseamos decorar nuestro hogar, comprar provisiones y productos típicos de estas fechas. Nos sentimos ilusionados por tener algún tiempo libre para pasar unos días compartiendo el hogar con la familia. Pero ¿qué ocurriría si lleváramos haciendo esto durante más de 6 meses? ¿Y si, además, salir a la calle resulta arriesgado y no podemos visitar a familiares y amigos? ¿Y si, para colmo, tenemos dificultades económicas para poner la mesa cada día? Visto así, no parece muy lógico vivir con demasiada normalidad esa situación tan anormal.

En algún lado leí, hace unos días, que la cuarta ola de esta pandemia sería provocada por los problemas de salud mental. Es fácil entender, que el miedo a enfermar, la inestabilidad económica o la falta de contacto social puedan generar importantes problemas psicológicos ya que tradicionalmente salud, dinero y amor se han considerado los pilares del bienestar.

Por eso, esta cuarta ola podría venir llena de trastornos psicológicos como la hipocondría que es el miedo a enfermar incrementado por la presencia de un virus altamente contagioso, la agorafobia que es el miedo a salir a la calle o estar en sitios donde se pueda sufrir una crisis de ansiedad y no se pueda escapar fácilmente, la depresión que en parte es la tendencia a pensar que no se puede hacer nada por mejorar la situación que vivimos, la fobia social que se caracteriza por experimentar ansiedad al acercarnos a los demás o el trastorno obsesivo compulsivo que suele implicar la aparición de pensamientos catastróficos que intentamos controlar, a veces, con extrañas manías. Existen muchos más trastornos que se ven agravados por esta situación de aislamiento y pueden formar parte de esa cuarta ola, como los trastornos de la alimentación, los trastornos de la personalidad, los trastornos cognitivos degenerativos, etc. En la infancia, existen también muchas posibles alteraciones psicológicas que se pueden ver incrementadas con la reducción de actividad y rutinas derivadas de esta etapa de pandemia, la ansiedad de separación que experimentan muchos menores es difícil de superar si no se separan nunca de sus padres, la timidez se vuelve más persistente si los niños tienen menos oportunidades para relacionarse con otros niños, la impulsividad o el déficit de atención provocadas por la falta de maduración de las funciones ejecutivas difícilmente mejoraran si no existe oportunidad de entrenarlas con rutinas y determinadas tareas.

Tratando de frenar esta cuarta ola que pronostican los expertos, muchos psicólogos sanitarios estamos ofreciendo desde hace meses atención psicológica on line o redactando certificados de desplazamiento para aquellos que prefieren desplazarse a otras poblaciones para asistir presencialmente a consulta, ya que además de todo lo que se deriva de la situación sanitaria, en estas fechas navideñas nos acordamos, aún más, de los familiares que ya no están con nosotros.

Así que, desde Psicología Diez, queremos recomendar que esta Navidad, más que en ninguna de ellas, pongamos los árboles de navidad y los belenes en casa, vayamos a ver el alumbrado navideño y a escuchar villancicos, compremos productos típicos de nuestra tierra y de la navidad, pero todo ello siempre siguiendo todas y cada una de las recomendaciones sanitarias. Es importante hacer del tiempo en casa un tiempo lo más prolongado posible y eso se consigue disfrutando de él: con la familia, con las videollamadas con los amigos, con la música, con los libros, con el cine, con la cocina, con los videojuegos, con el deporte, con la pintura, con la fotografía, con la informática, con la decoración, con la costura, con la escritura, con la escultura o con la jardinería.

Y por último, además, es necesario confiar en que el año próximo sea un año de superación, de restablecimiento de nuestras costumbres y de reinicio de nuestras fiestas y actividades. Con esa ilusión os deseamos que paséis unas felices navidades.