Paisaje de clara fortaleza expresiva
Diario de las Artes
Jerez/JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ REQUEJO
Espacio Abierto. JEREZ
Produce muchísima alegría contemplar cómo el ejercicio artístico en Jerez tiene tan manifiesto dinamismo. Aquí, en todos los segmentos del arte hay una gran cantidad de artistas actuantes que no cejan en su entusiasmo creativo y desarrollan una realidad artística difícil de superar y de encontrar en otros lugares. Lo llevamos observando desde hace tiempo y eso nos da pie para pensar que, el actual momento es el de mayor entidad -en cantidad y lo mismo en calidad- de cuantos han existido. Un momento dulce del que debemos ser conscientes y apoyar desde todos los sectores, así como poner todo el empeño para que tenga su repercusión ciudadana, para que se pueda acceder, con facilidad, hasta su inmejorable posición y seamos partícipes de su indiscutible calidad. En todos los escalafones de la profesión, en todos sus estamentos, se pueden encontrar artistas jerezanos. Por lo tanto, donde están los artistas de mayor consideración, o en ese amplísimo grupo de muy buenos hacedores que rozan lo más alto, o en ese otro segmento donde se encuentran muy buenos artistas, ejemplos absolutos de profesionalidad y buen oficio, o en la interminable lista de autores esforzados que trabajan con entusiasmo y dedicación, o en ese espacio creativo donde los aficionados buscan dejar constancia de su valía, en todos ellos existen artistas con la denominación de origen Jerez. Llevo más de cuarenta años observando el trabajo de todos ellos y sé de su absoluta importancia en el contexto general del arte.
Por eso, es tan importante la labor que se viene desarrollando en Espacio Abierto; sobre todo, porque se está dando la posibilidad a los muchísimos buenos realizadores que, en Jerez, existen de que encuentren el lugar adecuado para canalizar sus obras. Son autores importantes por su entusiasmo artístico. En la calle Alvar López hemos visto muestras de buenos artistas jerezanos o que trabajan en Jerez – Carmen Chofre, Leo Pérez, Pepe Solera, Pilar García Mier, María Luisa Rey, Roberto Barba, Lola Jiménez, Kuko Báez, Beatriz Cañete, Isabel Ortuño, Fernando Toro, Beatriz Aranda, Mario Naranjo, María Plata, Rodrigo Báez o Pili Estrade, por citar sólo algunos -. Es, por tanto, una actividad expositiva de mucho valor y digna de toda alabanza.
La programación de Lucía Franco continúa en este mes de mayo con la obra de otro de esos autores entusiastas por la pintura que tanto abundan en la ciudad, José María Rodríguez Requejo. Un pintor de esos que disfrutan con su trabajo, al que vemos en todas las exposiciones -algo no excesivamente habitual-, que se empapa de todo porque sabe que eso es algo muy positivo y esclarecedor para el artista, que está al tanto de lo que hay y que, después, sabe pelearse con su trabajo para buscar caminos adecuados y reconfortantes.
La exposición nos introduce en una pintura paisajística bien construida, bien estructurada en fondo y forma, con un planteamiento artístico valiente, abriendo las perspectivas de la representación, sin dejarse someter a las miméticas fidelidades de lo que la mirada capte. En ese buen posicionamiento compositivo creo que se sustenta todo el acierto de la muestra. El artista se deja de los efectismos epidérmicos que tantas veces surgen cuando se quiere copiar, con exactitud, la realidad. Se deja llevar por fórmulas más abiertas, asumiendo posturas expresivas materializadas desde contundentes propuestas coloristas. De esta manera, vemos cómo lo real pierde muchos enteros en beneficio de acciones que, a veces, rozan lo abstracto. En la pintura de José María Rodríguez, Requejo para el arte, la ilustración realista sucumbe ante un riguroso planteamiento formal, asumido desde la contundencia de unas gamas, terrosas, azuladas o verdosas, que conceden determinación plástica al conjunto de la obra.
No estamos ante ese paisaje amable que gusta a miradas fáciles y poco exigentes, sino que se abre a propuestas de mayor envergadura, a resultados de poderosos valores formales y a encuadres felices donde la materialidad y el expresionismo juegan papeles decisivos. Se trata de un paisaje salido a resultas de un dominio del color, desarrollado en esa línea tenue donde lo real pierde muchos de sus poderes representativos para posicionarse en un estamento plástico superior, con lo abstracto casi haciéndose más que presente.
La exposición de José María Rodríguez Requejo descubre a un pintor al que se le nota el entusiasmo por una pintura en la que cree y a la que otorga máxima solvencia creativa. Una pintura muy bien desarrollada y trabajada con mucha fortaleza plástica. Sus cuadros nos conducen por los estamentos de un pintor con muchas ganas de tener un sitio en este complejo mundo.
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