La presencia de gatos abandonados es un problema que afecta a varias zonas de la ciudad. No es raro encontrarse decenas de ellos escondidos a lo largo de edificios abandonados y parques de la barriada de España o Las Fresas, por ejemplo.

Sin embargo, en pleno barrio de San Miguel, el problema ha ido más allá de lo normal. En pleno corazón de la céntrica barriada, los felinos se acumulan de forma alarmante, llevando consigo diversos problemas a los vecinos. Además, los animales que allí se encuentran están en su gran parte enfermo por las malas condiciones en las que viven, acinados en un solar abandonado.

Una de las mayores preocupaciones de las personas que viven en el epicentro del problema, la calle San Antón, son los excrementos de los animales que se acumulan a lo largo de la vía impidiendo en algunos casos el paso normal de los vecinos y generando un hedor y una sensación de suciedad que atrae plagas y genera incomodidad.

"Un vecino incluso tuvo que irse de aquí por una plaga de pulgas. Tenía hijos pequeños y decidió marcharse por esto", explica una vecina de la calle. Otra de ellas añade que "muchas veces tengo que dejar a mis hijos con mi madre porque de los excrementos que hay, no puedo pasar con el carrito por aquí". Una situación difícil.

Para más inri, los vecinos se quejan de que algunos habitantes de la calle, pese a tenerlo prohibido, ponen en sus puertas comida y bebida para los gatos, lo que provoca su reproducción y estancia en la zona. "Los gatos aquí son alimentado por algunos vecinos. Por las noches le ponen la comida porque por la mañana pueden ser vistos por la policía, y lo tienen prohibido", dice una de las vecinas de la zona.

¿Y cuál es la razón de esta acumulación de gatos y desperdicios en pleno centro? Los vecinos son claros y apuntan a un solar abandonado en la esquina de la misma calle San Antón y a otro que se encuentra en la contigua calle Santa Clara. "Este solar está conectado con otro que hay en la calle Santa Clara, y los gatos van moviéndose de un lado a otro", afirman.

En estos solares, según apuntan los vecinos, son habituales las situaciones en las que se tiran desperdicios de todo tipo a su interior. "Hemos visto incluso ver tirar caldo sobrante de cajas de pescado", dicen.

Esto provoca que el mal olor sea un habitante más de la calle, lo que hace que en muchas ocasiones se haga imposible algo tan simple como abrir las ventanas. "Yo vivo con una mujer enferma y no puede abrir la ventana de casa. Con el levante que ha hecho ahora en verano el olor es asqueroso", explica un vecino. "Antes por aquí pasaban niños para ir al colegio. Ahora ya no pasan porque aquí no se puede respirar. Dan un rodeo", añade. La situación es tal que han llegado a ver como turistas extranjeros fotografiaban la calle sorprendidos por la situación de la misma.

Hartos de no poder vivir de forma normal en su casa, los vecinos de San Antón llevan quejándose tiempo de esta problemática, aunque denuncian que el caso que reciben es prácticamente nulo. "Hemos denunciado varias veces pero nadie nos hace caso ni nos da solución".

Lo único que han conseguido en este tiempo que llevan luchando es que limpien la calle un par de veces al mes con una manguera de agua a presión, algo que consideran "insuficiente" por la cantidad de excrementos acumulados en la calle y porque no afecta en nada a los desperdicios acumulados en el solar. "Haría falta como mínimo que alguien pasara además con una escoba para rascar los que se quedan pegados al suelo", explican.

Además, los vecinos denuncian que nadie les ha dado una salida para acabar con el problema de los gatos y su reproducción. "Llegamos a pedir una jaula a la protectora de animales para meterlos nosotros mismos, pero nos tienen en espera", afirma una vecina. Por ahora, lo único que pueden hacer es recoger firmas para quejarse.