Jerez

Pedían tres años de cárcel por robar un mechero y unos cigarrillos

  • La fiscal rebaja al final la pena a un año y medio, mientras que la defensa solicita la absolución por adicción al alcohol

Un hombre con las iniciales de E.C.S. se enfrentaba a una pena de tres años de prisión por un delito de robo con violencia en el que su botín no fue otro que un paquete de tabaco y un mechero. Finalmente se juega un año y medio de cárcel por unos hechos que se remontan a hace menos de dos semanas y que ayer fueron enjuiciados en el Juzgado de lo Penal número 1 de la ciudad, que tiene a Manuel Buitrago como titular.

La rebaja de esa pena radica en la aplicación de una eximente incompleta, la del estado de embriaguez, pues parece asegurado que el acusado en el momento en el que perpetraba el atraco se encontraba bajo los efectos del alcohol, tanto que cuando fue detenido y era trasladado en el coche patrulla se estaba quedando dormido. Pidió además que el acusado se sometiera a un tratamiento de desintoxicación contra el alcohol, algo que parece que ha iniciado hace unos días. La defensa solicitaba para el hombre que se sentaba en el banquillo la libre absolución por esa eximente de adicción al alcohol, ya que parece demostrada esa toxicomanía.

Poco recordaba el encausado de lo ocurrido. Poco o nada de los hechos en cuestión. Salvo que en esos días - el hombre vive en la calle- una vez se despertó en el hospital con el gotero puesto y el día de lo ocurrido, en el calabozo. "Ni siquiera sé quién me llevó al hospital ese día".

El que sí recordaba a la perfección lo que había pasado era la víctima. Un hombre mayor que rondaba los 80 años de edad y que dice que se llevó el peor susto de su vida. "Aún estoy temblando", comentó en la sala de vistas. No era para menos. El hombre tuvo al acusado tras sus talones y es algo literal, porque lo llegó a pisar dos veces, desde la plaza de Las Angustias hasta las inmediaciones de la ermita de San Telmo. Fue ahí, a eso de las dos de la tarde, cuando el hombre que se sentaba en el banquillo se abalanzó contra la víctima a la que incluso llegó a agarrar del cuello iniciándose un forcejeo.

Un hombre que circulaba por la zona con su coche vio lo que sucedía y se dirigió diligente hacia el lugar. Gracias a este 'ángel de la guarda' aquello quedó en un susto, porque el encausado se marchó del lugar de los hechos, no sin antes haberle quitado un encendedor y un paquete de tabaco. Fue detenido por la Policía Local poco después, tras haber sido avisada por este testigo ocular.

Los policías que lo detuvieron destacaron en la sala de vistas que el acusado no parecía estar normal, sino que evidenciaba síntomas de haber ingerido alcohol. Su andar era deambulante y las respuestas que les daba incoherentes. Además, hasta se quedó dormido en el coche patrulla.

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