EL gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se ha cubierto de gloria en su última intervención pública, en la que, a toro pasado, aseguró que 2011 será un año muy difícil para el sistema financiero y la economía española, el peor desde que comenzó la crisis, tras reconocer que España ha actuado tarde en la reforma de las cajas. Qué fácil –cobarde– es apostar al póquer después de verle las cartas al contrario. En lugar de justificar su sueldo, que por sus palabras y la situación del país, parece que no se lo ha ganado en mucho tiempo, ‘MAFO’ adornó su intervención con otra perla, a saber, la necesidad de ajustar los sueldos a la productividad –idea por cierto robada a Ángela Merkel–, que en un país de servicios significa bajarle el sueldo a la inmensa mayoría de los currantes. Y seguirá tan pancho, en su atalaya de Cibeles, cuando debería estar en la cola del paro por pregonar perogrulladas como si fuera el frutero de la esquina –con todos mis respetos hacia el gremio–.