Los Reyes Magos levantan Jerez
La cabalgata de Sus Majestades de Oriente agita de nuevo la ilusión de niños y mayores
Entre tanta crisis, hay algo que no tiene precio, la ilusión. Miles de niños jerezanos vivieron ayer, quizás, su día favorito del año, entusiasmados y embobados por la presencia mágica de los Reyes Magos y su séquito de 1.200 personas, que recorrieron las calles de la ciudad en una espectacular cabalgata. Quince carrozas conformaron el desfile, animado por seis bandas de música y siete pasacalles que llenaron de colorido, música y diversión el camino.
Los pequeños disfrutaron con los pasacalles de Bob Esponja, Doraemon, los Mickies, los Pitufos, los Simpson, Shin Chan y los Rugrats, cuyos protagonistas se acercaron a los más pequeños para saludarles y hacerles bailar, con la música de Acordes de Jerez, las bandas de La Sentencia, San Juan, María Magdalena, Virgen del Refugio y Santa Marta. Y entre tanto, llovían miles y miles de regalos y caramelos, en total, 25 toneladas, igual que el pasado año 2012, que muchos cazaban con los tradicionales paraguas puestos bocarriba. Y entre los animales que han desfilado este año estaban el grupo de caballos con jinetes caracterizados de tuareg y atalajes de los caballos árabe, 6 burros y 1 mula con cerones. Esta edición, como novedad, el Ayuntamiento puso a disposición de los ciudadanos un sistema de seguimiento GPS que permitía conocer en tiempo real, la posición exacta de la cabalgata, así como su itinerario.
Un mundo de diversión encabezado por la carroza de la Estrella de Oriente, que es el lucero que guía a Sus Majestades hacia su destino, en este caso, ofrendar al Niño Jesús que descansa en el Belén Monumental de la alameda Cristina. A ella le siguieron las carrozas del Nacimiento, la de la Fundación Xerez Club Deportivo, la de Buba como cortejo del Gran Visir (muy generoso con los caramelos). No faltó la carroza del jerezano Ratón Pérez. Y después, una explosión de gritos hacía presagiar que lo mejor estaba por llegar. Ya estaba cerca el cortejo de los Reyes Magos que, incansables, con la ayuda de su séquito, lanzaron miles de juguetes y regalos a las innumerables manos que se alzaban a pie de calle. No pararon tampoco de saludar y lanzar besos a quienes les llamaban. Una generosidad que los niños agradecieron con sonrisas, a la vez que incrédulos de tener tan cerca a Melchor, Gaspar y Baltasar.
Aplausos, emociones, trompetas, globos, carcajadas..., no había espacio para el aburrimiento o la desilusión. Los mayores, encantados por ver disfrutar a los más pequeños, también dirigían sus gritos de ¡aquí, aquí! a las carrozas para conseguir llevarle a la boca o al bolsillo de los pequeños un caramelo.
Y aunque el tiempo acompañó, la lluvia de alegría fue incesante. Una cabalgata con mucho más público que en años anteriores, que consiguió dejar por un momento a un lado los problemas que azotan estos tiempos. Desde los tronos y desde las calles un deseo unía a todos: no perder nunca la esperanza y la ilusión de un niño.
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