No llovió ayer y si hacemos bueno aquello que dice que si no se moja la ceniza, la Semana Santa será seca, eso es lo que tendremos que esperar a partir del 16 de marzo. Al margen de los dichos populares, la Cuaresma se inició ayer en Jerez con los clásicos signos que identifican perfectamente este nuevo tiempo litúrgico que finalizará con la conmemoración de la pasión y muerte de Cristo. La imposición de la ceniza en las iglesias y parroquias de la ciudad fue un año más el símbolo más explícito junto con las proliferación de actos de culto en las hermandades, las cuales en su mayoría tienen en marcha o los tendrán programados para próximas fechas. La celebración principal fue en la Catedral presidida un año más por el obispo diocesano, monseñor Juan del Río Martín, eucaristía que llenó el primer templo diocesano y en la que hubo representación de diferentes organismos de la diócesis así como del consejo de la Unión de Hermandades local.

El prelado jerezano invitó en su homilía a "buscar a Dios mientras se deja encontrar en medio de las dificultades y adversidades por la que atraviesa el hombre moderno y en concreto la Iglesia". Juan del Río dijo que "la Cuaresma es un tiempo privilegiado para sacar de nosotros mismo lo más noble y hermoso que hay. Y eso es a través de la oración y el encuentro con Dios. También a través del desprendimiento de los bienes, es decir, de la limosna que ayuda a los más necesitados" por tanto subrayó que "la cuaresma es un tiempo de caridad y de compromiso con los pobres". Siguiendo el hilo argumental de su homilía, el obispo diocesano apuntó una tercera forma de encontrar a Dios en este tiempo litúrgico, "a través del ayuno que es deprenderse de todo aquello que nos ata. Todo esto nos lleva a contemplar la victoria de la vida sobre la muerte que es en definitiva la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado". En resumen, el prelado insistió en que la Cuaresma es un tiempo de renovación para lo creyentes.