Jerez

Robos impunes

  • a pie de campo

Asombra la impunidad con la que los cacos campan, y nunca mejor dicho, por los campos de España. En la provincia los números son claros y en el último año, tal vez por los estragos de la crisis, han aumentado un 30 por ciento robos en las explotaciones.

Los agricultores y ganaderos aseguran que roban de todo, los hay más sofisticados que utilizan sistemas motorizados para el transporte de lo robado, hacen butrones o se las ingenian para detectar el flanco débil de las naves y también los hay que roban lo primero que pillan para sufragar algún que otro vicio caro. El perfil del delincuente, por tanto, es variado, existen desde mafias organizadas que actúan de noche y de día con absoluta destreza y disfrazando el acto de cotidianidad como utilizar uniformes e indumentarias de chatarreros profesionales para hacerse con gran cantidad de material y los hay que van a pecho descubierto.

Lo que tienen en común todos los cacos, además de cometer el delito, es lo barato que les sale delinquir. Con esto no se quiere decir que las penas sean de poco coste, que también, sino que todos se resuelven con una multa o sanción pecuniaria y la mayoría de los delincuentes se declara insolvente por lo que finalmente están en la calle, no pagan y tan contentos.

Frente a este colectivo feliz, está el de los que impotentes ven cómo se sustraen las baterías de sus tractores, la gasolina de los depósitos, los aperos en uso y los que están en exposición, las semillas, e incluso los cultivos y las cabezas de ganado sin que pase nada. Es un disparate.

En esta tesitura, Asaja recomienda a los agricultores y ganaderos; en primer lugar, que por poco valor que tenga lo sustraído denuncien porque los balances se hacen de lo que consta y lo que no conste, no habrá ocurrido. En segundo lugar, Asaja recomienda a todos sus asociados que manden una copia de la denuncia a la asociación para llevar un recuento de cara a reivindicaciones. En tercer lugar, Asaja-Nacional ya ha lanzado un comunicado solicitando no sólo el endurecimiento de las penas sino también la persecución del que roba y el que compra para acabar con esa tela de araña que se retroalimenta.

Por último, lo mejor es poner chinitos en el camino a estos cacos que tienen absoluta impunidad y un medio es ponerle puertas al campo. El mejor sistema es confiar la seguridad de las explotaciones a los mejores profesionales, Agasa, es un buen ejemplo para evitar males mayores.

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