Jerez

Soria pierde aceite

  • El campo al día

Hay dos maneras de afrontar una crisis, la buena y la mala. El Ministerio de Sanidad, cosas de la vida, en la crisis del aceite de girasol ha elegido la segunda. Las últimas noticias de este asunto apuntan a que el ministerio ya ha dado por cerrado el casos aunque aún no se sabe a ciencia cierta qué marcas son las afectadas. Esto es curioso cuanto menos.

Lo cierto es que desde que se anunció el pasado 25 de abril la existencia de aceite adulterado las acciones del Gobierno han sido un poco contradictorias. En primer lugar desaconsejó el consumo, al día siguiente aseguró que no existía peligro con el aceite guardado en los hogares, tres días más tarde del primer anuncio se hicieron públicas 200 marcas libres de sospecha -mientras en el mercado existen 800-, pasados cinco días el número subió a 319 marcas y el dos de mayo se publica una nueva lista con 340 marcas. Aunque hay medios de comunicación que han anunciado la falta de un porcentaje por analizar y que el Gobierno se empeña en no revelar el nombre de marcas que a pesar de estar ya en buen estado, han estado afectadas en algún momento. Un caos. El titular del ministerio, Bernat Soria, con una crisis entre las manos ha preferido jugar a la gallinita ciega y andar el camino para después desandarlo.

La consecuencia directa, y a juzgar por el mecanismo mental utilizado por Soria, es que tanta indecisión se ha traducido en la inquietud de los consumidores y en la alerta de los productores que temen que una crisis como ésta dé al traste con el esfuerzo que han puesto para poner sus productos en el mercado. Como rectificar es de sabios, a ver si Bernat Soria se postula, y más pronto que tarde hace una gran campaña en defensa de todos los productos españoles que sí cumplen con las medidas de seguridad, que sí pasan controles y que tienen un marchamo de calidad implícito. Señor Soria, una vez apagado el fuego hay que ponerse a trabajar en las tareas preventivas para que lo ocurrido no se repita.

A ver si alguien entra en razón y definitivamente se trata a todos los productos con el mismo rasero y se deja de abrir las puertas a productos que se pasan por el forro la trazabilidad. Ya está bien de injusticias, las normas han de ser las mismas para todos.

Dicho esto sólo cabe incidir en una idea, hay que consumir productos de España, productos de la tierra, productos de calidad que piensan en el mañana de todos.

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