Jerez
  • La asociación Voluntarios por otro Mundo, que en 2019 atendió a 158 extutelados mayores de 18 años, se apoya en las labores agrícolas para que los jóvenes salgan adelante

Trabajar en el campo para poder sortear la exclusión social

Michel Bustillo, delegado de Voluntarios por otro Mundo, con un grupo de jóvenes en la campiña onubense. Michel Bustillo, delegado de Voluntarios por otro Mundo, con un grupo de jóvenes en la campiña onubense.

Michel Bustillo, delegado de Voluntarios por otro Mundo, con un grupo de jóvenes en la campiña onubense.

Escrito por

S.M.S.

Gracias al trabajo incansable del grupo de personas voluntarios de la asociación Voluntarios por otro Mundo, un gran número de jóvenes extutelados, que tras cumplir los 18 años se quedan en la calle en una situación de exclusión social absoluta, están consiguiendo insertarse en nuestra sociedad de forma emancipada, y poco a poco, vivir por sus propios medios. Es lo que desean todos cuando llegan a nuestro país.

La asociación Voluntarios por otro Mundo trabaja desde hace años (2013) en Jerez con estos jóvenes inmigrantes. Esta asociación acoge a estos jóvenes en cinco pisos con 42 jóvenes extutelados y consiguen la autorización de residencia que les corresponde. En 2019 la asociación atendió a 158 jóvenes y este año, desde enero a diciembre, son 120 los jóvenes acogidos.

Con la regulación actual de extranjería la obtención de la autorización de residencia para los mayores de 18 años es una carrera de obstáculos imposibles de salvar si no tienen el apoyo de alguna entidad. Los requisitos de solvencia económica que se les exigen a los chavales son imposibles de cumplir si no hay detrás una asociación que responda por ellos, como es el caso de Voluntarios por otro Mundo. Sin embargo, incluso con ese apoyo, el tipo de autorización que se les da les sirve para tener residencia legal pero no les autoriza trabajar.

Trabajar en el campo

El Defensor del Pueblo recomendó al Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones la modificación de esos artículos del Reglamento de Extranjería que impiden que estos chavales se incorporen al mercado laboral. El ministro contestó el pasado mes de abril aceptando la recomendación. Sin embargo, con motivo del estado de alarma, esa reforma reglamentaria aún no ha comenzado. Mientras tanto, y como una medida excepcional durante la pandemia, el Ministerio de Agricultura ha autorizado mediante un decreto que estos chavales puedan trabajar en el campo durante un periodo determinado. Además, una vez finalizado el estado de alarma, aquellos que hayan trabajado podrán obtener una autorización de trabajo y residencia (por dos años) que les permitirá trabajar en cualquier lugar de España y en cualquier sector de actividad. Hay cerca de un centenar de chavales que, con el apoyo de Voluntarios por otro Mundo y la asociación M-Solidaria, consiguieron trabajo a principios de mayo para recoger frutos rojos en Huelva. La empresa para la que trabajaron les facilitó un alojamiento en una casa de la aldea del Rocío y han estado trabajando hasta que se ha acabado la campaña, si bien un grupo sigue todavía trabajando.

“Desde Voluntarios por otro Mundo seguimos apoyando desde el inicio este proyecto ya que creemos que es una oportunidad magnífica, no solo para los propios chavales, sino también para contribuir a generar una imagen positiva de estos chicos que permita contrarrestar ese peligroso discurso que se extiende contra ellos y que, en ocasiones, puede derivar en un verdadero discurso del odio”, señala Michel Bustillo, delegado de Voluntarios por otro Mundo.

Trabajo en red

La asociación Voluntarios por otro Mundo trabaja en red con otras organizaciones, congregaciones, etc…. Este verano estableció colaboraciones con la Fundación SAFA (Compañía de Jesús) y con la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús a fin de conseguir un acompañamiento integral durante semanas hasta que consigan incorporarse a una nueva campaña. El lugar ofrecido está situado en la localidad cordobesa de Pedro Abad, donde fueron acogidos en una residencia para estudiantes de las Esclavas y realizaron actividades en el colegio que gestiona la Fundación SAFA.

Así llegan, así se les recibe

Durante 2018 el sustancial incremento de la llegada a Andalucía de menores extranjeros no acompañados constituyó, con probabilidad, el fenómeno más destacado en asuntos de menores. Estos adolescentes que emprenden la aventura migratoria sin alcanzar la mayoría de edad se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad en su triple condición de ‘menores’, ‘migrantes’, y ‘no acompañados’. Siendo ello así, estos chicos y chicas deben ser acreedores de una especial protección.

El incremento constante de entrada de estas personas ha puesto al límite los recursos residenciales que tiene la comunidad autónoma habilitados para atender a los menores en situación de desamparo, a pesar de los esfuerzos por incrementar los mencionados recursos. Ello ha supuesto la saturación de los centros de protección, propiciando, a pesar de los esfuerzos de la Administración y de la pericia de los profesionales que trabajan en los recursos, la existencia de carencias en las garantías de los derechos básicos de los menores. El colapso que está sufriendo el sistema de asistencia a estos menores, por las razones señaladas, ha sido proclamado por la Administración autonómica, por las organizaciones no gubernamentales y comprobado por el Defensor del Menor de Andalucía.

Un grupo de jóvenes extutelados en uno de los pisos de acogida que la asociación tiene en Jerez. Un grupo de jóvenes extutelados en uno de los pisos de acogida que la asociación tiene en Jerez.

Un grupo de jóvenes extutelados en uno de los pisos de acogida que la asociación tiene en Jerez.

Tras la llegada a Andalucía y la determinación de la edad, estos niños y niñas pasan a los recursos de primera acogida, los Centros de Acogida Inmediata (CAI) gestionados por la Junta de Andalucía, donde se les debe proporcionar atención y alojamiento adecuado ofrecidos por profesionales competentes y con formación específica en la atención a menores inmigrantes que conozcan las necesidades culturales, lingüísticas y religiosas y que puedan satisfacer sus necesidades psicosociales.

Tras este paso por los CAI y descartada la reagrupación familiar en su país de origen, y con los informes pertinentes realizados por los equipos de educadores y técnicos, se les deriva a los Centros Residenciales Básicos gestionados principalmente por entidades con convenio con la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales.

Es en estos centros donde se debe trabajar para garantizar la solución duradera que permita la plena integración de estos menores en la sociedad de acogida a través del acceso a la educación, la tramitación de la documentación de residencia, el acceso al sistema sanitario y la preparación para la vida adulta.

Cuando un menor extranjero sin referente familiar ingresa en un centro de protección, se comienza un proceso de actuaciones e intervenciones encaminadas a garantizar sus derechos y protección. Sin embargo, esta ‘protección’ tiene fecha de caducidad: el día que cumplen 18 años. En este momento, la Administración considera que el joven ha alcanzado su emancipación y que se encuentra preparado para iniciar su vida adulta y su proyecto de vida independiente.

“Nada más lejos de la realidad. Los jóvenes inmigrantes extutelados no cuentan con apoyo familiar, lo que les obliga a madurar y asumir responsabilidades antes de quienes disponen de una vida normalizada”, recalca Michel Bustillo. Es usual que estos chicos no hayan regularizado su situación administrativa. Los jóvenes suelen abandonar el sistema de protección con una autorización de residencia no lucrativa, pero sin la autorización de trabajo.

‘Programa + 18’

La concreción de este mandato legal se plasma en el ‘Programa + 18’, que se desarrolla a través de entidades colaboradoras, en virtud de convenios de colaboración con la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales, y consta de dos modalidades. Por un lado, se encuentran los recursos denominados de ‘alta intensidad’, que lo constituyen pisos de autonomía, donde se proporciona una atención integral que se traduce en la cobertura de todas las necesidades para jóvenes que han tenido que abandonar los centros de menores y carecen de cualquier posibilidad para vivir de forma autónoma cuando cumplen los dieciocho años.

Y por otro lado están los recursos denominados de ‘media intensidad’, que están compuestos por una red de centros de día donde se realizan todas las actuaciones programadas con un seguimiento constante y con las garantías de formación suficientes para lograr su integración social y laboral.

Pero a pesar de las bondades y lo ambicioso de sus fines, el programa todavía no es suficiente para atender a todos los menores que abandonan el sistema de protección y que precisan de ayuda ante los retos que les aguarda la vida independiente.

Pero nuestra sociedad necesita a los jóvenes, mano de obra joven para que la comarca se desarrolle económicamente, y que este desarrollo se haga reconociendo derechos y el valor de una sociedad plural.

“Somos una organización que trabajamos con jóvenes migrantes que llegaron de menores a nuestro país, crecieron y buscan la emancipación y la inserción en nuestra tierra. Y con personas que llegaron huyendo de la violencia, la persecución, la guerra, y que piden protección internacional, asilo. Extutelados y solicitantes de asilo, esos son nuestros compañeros de viaje”, señala Michel Bustillo.

“A todos los que pretenden criminalizar a estos jóvenes solo les invito a pasar un día en uno de nuestro hogares y seguramente se arrepentirían de muchos de los desprecios que lanzan gratuitamente hacia estos ciudadanos de pleno derecho. Los bulos son su única arma”, recalca.

Por último, Michel Bustillo quiere agradecer el apoyo que la asociación recibe del Ayuntamiento. “Siempre hemos recibido el apoyo del Ayuntamiento de Jerez, su alcaldesa y su delegada de Acción Social han demostrado siempre su preocupación por este colectivo. Su confianza en nuestro buen hacer han demostrado durante estos años que Administración Local y ONG podemos trabajar juntos por mejorar la vida de las personas en especial de estos jóvenes tan vulnerables”.

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