Jerez

Vecinos de Las Pachecas siguen desalojados de sus viviendas

  • Otros comienzan a recuperar sus enseres y limpiar sus casas aunque con cierto temor a que la riada se repita · "No queremos ayudas, sino obras que la eviten"

Los vecinos de Las Pachecas intentan recuperar la normalidad tras veinte días de angustia. Antonia Romo explica que "dos vecinas, Rosario y María, siguen desalojadas. Están en el centro social. También un hombre (Joaquín) ha estado hasta ayer en el hotel El Ancla". El nivel del agua ha bajado considerablemente en los campos, como en la Zarandilla, pero la vía de servicio sigue cortada. Uno de sus vecinos, José Lozano, explica que "no voy a pedir ayudas. ¿Por qué? Porque me aburrieron en 1996. Te aburren con tanto papel y requirimiento". Lozano señala que "no hacen falta ayudas sino que arreglen las c osas. No han tomando ninguna medida como ensachar los puentes o limpiar el río". Lozano señaló que "vinieron para avisarnos, sí, ¿pero de qué sirve. A dónde vamos, quien cuida de nuestros muebles o de los animales?"

Este vecino enseña documentación que muestra que su vivienda y las próximas son legales. Fueron construidas entre los años 1956 y 1957 por el antiguo Iara. Otro vecino de la zona, Antonio Alvarez, manifiesta que "la cosa sigue mal porque la carretera está cortada (por la vía de servicio). Pero ni punto de comparación con 1996, donde sí que hubo agua. No he tenido daño ninguno". Alvarez y Lozano explican que las viviendas afectadas por la inundaciones son "de domingueros, que vienen el fin de semana. Son ilegales, no como las nuestras". Ayer los vecinos, aprovechando la tregua, paseaban con sus hijos por la carretera en mejoor estado de lo que se podía presuponer, aunque hay carriles han desvastados. Otros, sin embargo, aprovechaban para limpiar sus casas retirando enseres como colchones y electrodomésticos destrozados por el agua. "Miren cómo ha dejado el agua mi salón. Ahora a ver quién repara esto", dice otro hombre, cuya vivienda ha sido una de las más afectadas. Fue uno de los primeros desalojados por la riada. Romo indica que otras personas no han querido limpiar sus casas pues temen que "la riada vuelva a repetirse y que el trabajo sea en balde. Además, la humedad es terrible".

Mientras, el caudal del río Guadalete sigue bajando, como atestigua Romo y es fácil ver desde la carretera, y descubre ingentes masas de barro cerca de La Cartuja y La Corta.

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