Jerez

Visto para sentencia

  • Manuel Hortas, abogado de Pacheco: "No hay nada que sostenga las acusaciones de los huertos de ocio"

Pacheco y Luis Cruz, momentos antes de acceder a la sede de la Sección Octava de la Audiencia en días pasados.

Pacheco y Luis Cruz, momentos antes de acceder a la sede de la Sección Octava de la Audiencia en días pasados. / manuel aranda

El juicio por el caso 'Huertos de Ocio' quedó ayer visto para sentencia. Los informes de los abogados de Pedro Pacheco y Luis Cruz pusieron punto final a un proceso que ha estado marcado por los quince años transcurridos desde que empezó a fraguarse la base del caso. Si algo han dejado claro las vistas es que no hay pruebas sólidas para sostener una acusación de manual, como tampoco se puede sostener una defensa numantina de los principales acusados, el ex alcalde (por entonces delegado de Urbanismo) y el ex gerente de la GMU. Esta igualdad, en todo caso, beneficiará a las defensas. Serán los magistrados Ignacio Bermúdez, Carmen Castrillón y Rafael Lope quienes lo determinen.

La jornada se inició marcada por los duros informes aportados el miércoles por las acusaciones, tanto la pública como la particular. Los informes presentados por Jesús Salido, defensor de Luis Cruz, en primer lugar y Manuel Hortas, abogado de Pacheco, acto seguido vinieron a desmontar los argumentos de las acusaciones, ejercidas por el fiscal Rafael Payá y el abogado de los parcelistas de los huertos de ocio, Francisco Pérez Vera.

"Del Valle se leyó el expediente, eso demuestra que hubo transparencia"

Manuel Hortas fue por partes, desglosando los que a su juicio son los hechos que desmontan la base acusatoria. Durante poco más de una hora, el defensor de Pedro Pacheco dibujó su defensa con finos trazos. En primer lugar, de forma indudable, hizo relación a esos quince años transcurridos, un tiempo que "ha causado modificación en las personas y un cambio radical" en los hechos a juzgar. No en vano recordó que Pacheco, tras su estancia en prisión y verse totalmente fuera de la esfera política, carece de cualquier poder que pueda, digámoslo así, intimidar a los testigos que otrora fueran sus subordinados. Es por ello que dio máxima credibilidad a todos ellos. Por ello echó en cara a las acusaciones que sostuvieran que durante el plenario algunos de ellos faltaron a la verdad. "En este proceso se ha tratado de la dignidad de testigos a los que se ha acusado de faltar a la verdad cuando han sido honestos".

En los primeros compases de su intervención habló del presunto intento de "engaño al consejo de gestión de la GMU". A este respecto dijo que en el periodo de tiempo que sucedieron los hechos (a partir de 2003) hubo 'volatilidad' municipal, lo que dio lugar a que Pacheco fuera alcalde, pactara después con el PP, que se quedó la alcaldía, y posteriormente entrara el PSOE. "Los partidos estaban atentos en el consejo a cualquier tropiezo del oponente político para rentabilizarlo políticamente. Los concejales socialistas que declararon en el juicio así lo reconocieron. Además votaron a favor", señaló Hortas quien añadió un dato muy certero: "Joaquín del Valle, concejal de IU, se abstuvo en la votación del expediente de los huertos de ocio. Y explicó por qué ante el tribunal. Porque tuvo acceso al mismo. No hay opacidad alguna. Quien conoce lo que se expone, se abstiene". Además añadió que "no estamos hablando de un consejo manipulado sino de un consejo creado por los rivales políticos y con expertos nombrados por los partidos políticos notablemente enfrentados", en clara alusión a que no era el ámbito más adecuado como para pegar un 'pucherazo' urbanístico. Destacó el letrado que, igualmente, "todo lo que llegaba (al consejo) venía avalado por informes" y echó en cara a las acusaciones que no citaran como testigo al jefe de los servicios jurídicos de la GMU, José Antonio Parra. Ciertamente se echó en falta por pura y dura lógica.

Acto seguido enmarcó el contexto urbanístico-temporal del año 2003. Así recordó que las inmediaciones del edificio de oficinas de Palomino & Vergara estaban siendo reformadas. Así, apuntó que se levantaba el puente de la avenida de la Paz, se colocaba el monumento al Minotauro, se actuaba en la reordenación de la plaza de Madre de Dios y en la estación de trenes para ofrecer la imagen que tienen hoy en día.

Sobre la permuta en sí (los terrenos de los huertos por el edificio de la extinta bodega) manifestó ante el tribunal que "hay un filtro de legalidad que no se ha nombrado: el registrador de la propiedad. A no ser que existiera un contubernio (entiéndase con la lógica sorna) 'Pacheco-administrador'".

Sobre los huertos de ocio, Hortas consideró que los hortelanos "no era arrendatarios", que el suelo era público y que sabían que debían devolverlo cuando el Ayuntamiento se lo reclamase. Defendió, y demostró, que se trataba de una zona en la que crecían las urbanizaciones y los huertos "eran una parcela que estorbaba en el crecimiento de la ciudad". En todo momento sostuvo que "la actuación de la GMU ahorró gastos al contribuyente (al evitar estar dentro de una junta de compensación)", así como que el edificio que ofrecía Xera como contrapartida "es un edificio de valor histórico, de un nivel de protección razonable y con posibilidad de albergar numerosos usos. Un edificio que debe ser cuidado y protegido y estaba en la zona de Jerez a la que se quería dotar de más actividad", tal y como ha quedado señalado con anterioridad. Sobre la permuta en sí, Manuel Hortas señaló que el intercambio fue el lógico: "Valoramos esto, valoramos aquello y nos abonamos la diferencia".

Sobre el estado del edificio recordó que hubo expertos que lo calificaron en su momento como "ocupable y en un estado razonable" y restó importancia a las declaraciones sobre mal estado del edificio del presidente de Bouncopy, Ezequiel Navío, de quien dijo que "tiene frágil memoria pues tuvo en sus manos las llaves de las antiguas oficinas bodegueras durante cinco años y no lo recordaba".

Sobre las escrituras que cerraron la operación el abogado se preguntó que "cómo es posible que alguien piense que Pacheco redacto las escrituras en la GMU más mastodóntica de Andalucía...".

Para terminar, criticó ampliamente la tasación judicial, repleta de incongruencias a su juicio. Concluyó señalando que "lo dijeron los propios peritos. Es muy difícil hacer una tasación retroactiva y más con una crisis de las dimensiones de la padecida de por medio" y apostilló que "no hay dato concreto que concluya que Pedro Pacheco modificara elementos. Con lo que hay no se puede sostener la acusación".

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