EDUCACiÓN|LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

¡Viva la poesía!

Portada de 'El circo de las nubes'.

Portada de 'El circo de las nubes'.

Este mes se celebra el Día Mundial de la Poesía, que es propuesto en 1998 por la organización Unesco y se celebra cada 21 de marzo con el propósito de consagrar la poesía como una forma creativa del uso de la palabra, de interpretar la realidad, crear melodías y expresar y conectar con nuestras emociones.

Nadie mejor para expresar la esencia de la poesía que Estrella Ortiz a quien tuve el placer de conocer en el FLOJ Festival de Oralidad y Literatura que se celebró el año pasado en Jerez de la Frontera.

Estrella lleva toda una vida dedicada la narración oral, incansable investigadora de la literatura infantil y juvenil y escritora. De su colaboración entusiasta con la Biblioteca de Guadalajara y como miembro del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil –del que ha sido su presidenta durante ocho años– han surgido muchos proyectos, el más afamado de todos ellos: el Maratón de Cuentos de Guadalajara (primera edición en 1992), del que fue coinventora.

Nadie mejor que ella puede expresar qué es y supone la poesía. Por ello, la invité a través de este artículo a que compartiera su visión sobre la misma y nos comentara algunas de sus obras.

Texto de Estrella Ortiz

“La poesía es algo que anda por las calles”, dijo Lorca. Y no le faltaba razón, pues la poesía vive y alimenta a las personas mucho más de lo que creemos. Todos llegamos al mundo envueltos en palabras, palabras de amor rítmicas y melódicas. El bebé no las comprende en su significado, pero no importa: le acompañan en su crecimiento. Estamos hechos de palabras y el mundo lo vemos y nos lo explicamos a través de ellas. Por eso anda por las calles, porque es materia, pero la materia de los sueños.

La poesía nos conecta con lo invisible a través de lo visible, y está hecha para sonar, para vivirse de puertas afuera. Por eso recomiendo que cada persona busque en su memoria las retahílas, canciones y juegos verbales que le contaron cuando era pequeño. Ese será nuestro primer cometido: contar y cantar lo que nos contaron. Merece la pena retomar la afición por aprender pequeños textos de memoria y decirlos una y otra vez. Dejarlos prendidos a la punta de nuestra lengua. No nos arrepentiremos, pues para los pequeños los temas dichos de viva voz tienen un carácter de ensalmo y embeleso, y están cargados de una especie de magia.

Por último, recomiendo regalar a nuestras criaturas el placer de leerles en voz alta, porque esta experiencia temprana será el motor principal para que más adelante ellos mismos busquen en esas cajas maravillosas llamadas libros más encantamientos como los que descubrieron mientras escuchaban.

En mi trabajo como narradora oral he podido ver el regocijo de mis oyentes al escuchar poesía, y esto ha sido el estímulo para introducirla cada vez más en mi repertorio. También me ha llevado a ser autora de textos poéticos. De modo que tengo el privilegio de vivir el baile de ida y vuelta que se produce entre la palabra dicha y la escrita. Por eso creo que mis libros son fáciles de decir y aprender, porque ya han hecho ese sutil camino en mi proceso de creación.

Mi colección de libros en cartoné para bebés titulada Cántame un cuento, con la editorial Libre Albedrío y en colaboración con la ilustradora textil Nuria Gallardo, y del que ya han salido dos títulos: Cinco lobitos y Luna lunera, quiere ser un recordatorio en forma de libro para cantar una y otra vez esas retahílas de toda la vida de las que hablaba más arriba. Nuestro folklore necesita de todos los apoyos, a la vista del efecto hipnótico (y amnésico) que producen las tecnologías en las nuevas generaciones.

¿Qué pasaría si jugásemos a mirar el cielo y ver en él nubes con formas de animales que se divierten soltando agua y rimas por el mundo? De esta pregunta nació mi libro El circo de las nubes, ilustrado por Héctor Borlasca con la editorial Jaguar, cuyos poemas ya estaban en mi boca, y a los que había puesto canción, antes de que saliera publicado. De modo que en origen fue oral y luego pasó a lo escrito.

Y ahora, cuando lo presento cantándolo mientras enseño las ilustraciones, hace el camino inverso: del libro vuelve a lo oral. También se ha producido este proceso con mi último libro, publicado con la editorial Narval, un álbum ilustrado por Carmen Queralt en el que un manzano cuenta sus aventuras, titulado La casa de los pájaros. Inicialmente lo narraba en prosa, pero fue al escribirlo en verso como me enamoré de él en su forma oral.

Imaginar recursos para que la poesía sea un placer para pequeños y grandes es lo que da sentido a mi trabajo. Me considero una persona afortunada, pues puedo dedicar todos mis esfuerzos a transmitir esta pasión que no se apaga con los años.

Si queréis saber más de ellahttp://estrellaortiz.es/publicaciones/libros/

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