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Jerez

“Volver a la calle me da mucho miedo”

Testimonio de José María, tras perderlo todo en un incendio / Vanesa Lobo

José María Carmona Escudero vivía hasta este lunes junto a la calle Virgen de la Estrella, en la zona de Hipercor. Apenas llevaba cuatro meses viviendo en una caravana que le habían regalado, tras sobrevivir durmiendo en la calle los últimos siete años. Pero la fortuna de haber encontrado un techo, aunque fuese el de un vehículo, le ha durado desgraciadamente muy poco. Un incendio, del que se desconocen las causas, arrasó la tarde del lunes con los pastos de la zona y con su roulotte, “que me había regalado el dueño de Wata”.

“Te has salvado por poco”, le dijo un empresario de la zona que “vio que el fuego empezó al otro lado de la valla. Él creía que me había quedado atrapado dentro porque vio salir a mi perro pero no a mí”. Afortunadamente, pudo escapar a toda prisa pero no salvó ninguna de sus pertenencias. “Ahora mismo, soy un indocumentado, me he quedado sin DNI ni tarjeta sanitaria”, cuenta.

A sus 65 años y con una pensión por invalidez por el cáncer de pulmón que sufre, José María se plantea ahora qué hacer. En estos años ha sobrevivido a base de comida enlatada, fruta y frutos secos que compraba con la pequeña paga y con lo que sacaba de vender chatarra y palés que le proporcionaban empresarios del polígono industrial junto al que vivía. Tras lo ocurrido, el párroco de San Juan Bautista De La Salle y Nuestra Señora de la Estrella, Miguel Ángel Montero Jordi, le ha prestado ayuda desde el primer momento. No obstante, este martes decidió irse a vivir con Celia, voluntaria del colectivo ‘Toma mi mano’, hasta que recapacite sobre su futuro.

A pesar de llevar en Jerez los últimos 15 años, José María nació en Zamora y ha pasado media vida entre Madrid y Bilbao. “Llegué aquí por una cuestión personal del corazón pero nada es eterno y se me rompió el amor, como dice la canción”, recuerda. Sin embargo, “de ahí a la calle no soy capaz de explicármelo. Puede ser un factor la depresión, soy una persona con tendencia depresivas desde hace mucho tiempo, mi madre también lo era”.

Cada vez más emocionado, relata lo poco que es capaz de contar sobre los motivos que le hicieron acabar viviendo en la calle: “Fui a Servicios Sociales a pedir ayuda. Llegué y entré diciendo que no iba a pedir ayuda económica ni de alimentos pero dije, ‘por favor, ayúdenme a salir de aquí, por favor, que soy incapaz, estoy perdido’...”. José María no puedo evitar llorar mientras rememora aquellos duros momentos pero continúa tras unos segundos. Explica cómo un día él mismo se dijo “igual el que se tiene que adaptar a la situación soy yo”. “Al final, te vas acostumbrando a la calle, incluso, hasta parece que eres más libre, y poco a poco me he ido mimetizando con el paisaje y con la calle, con las personas”, explica.

Antes de vivir en la calle, José María detalla que trabajó como delineante, a pesar de no haber estudiado Delineación. “Soy autodidacta, leo mucho... Además, debo tener un carácter especial porque conecto bastante bien con la gente. Mi madre siempre me decía...”. De nuevo para de hablar, no puede, reconoce que echa mucho de menos a su madre, quien siempre le repetía “hijo, respeto, mucho respeto a todo el mundo”. Aun así, “mi padre, que estaba con la oreja puesta, me decía ‘respeto a todo el mundo siempre que se recíproco porque si no, hasta aquí hemos llegado’”.

También se emociona cuando habla de su hijo, de 31 años, que reside desde hace años en el extranjero y con el que no habla hace mucho. “Un día quise explicarle a mi hijo y no pude explicarle el porqué de esta situación y sigo sin explicármelo yo. Quizá también soy culpable en eso, nos hemos distanciado bastante”, lamenta. Sobre todo porque en su caso no ha acabado en la calle ni por drogas ni por alcohol. De hecho, asegura que un día un voluntario dedicado a la captación de socios lo miró mal cuando le explicó que vivía en la calle por el simple hecho de ir bien vestido.

“Tenía más de 1.500 libros. Yo digo que se ha quemado mi tesoro”

Los que lo conocen saben, además, que es un lector empedernido. “Tenía más de 1.500 libros y se me han quemado todos, yo digo que se ha quemado mi tesoro”, detalla. “Me gusta más el papel, pero por cuestiones prácticas iba a comprarme un lector electrónico y estaba ahorrando dinerito pero el dinerito se fue en el humo”, afirma.

Sobre su futuro tras lo ocurrido, José María reconoce que aún “no sé qué voy a hacer. De momento me voy a ir con Celia, pero creo que me volveré a Zamora. No soy de los que añora mucho ser de allí o de allá, siempre he pensado que en ser de allí o allá hay más de casualidad que otra cosa, podría haber sido senegalés o ruso. Pero conozco Zamora y es un poco como estar en tu habitación... Es que volver a la calle me da mucho miedo, ahora que lo estoy pensando desde anoche... volver me da mucho miedo”.

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