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Jerez

18 años. ¿Y ahora qué?

  • La ONG que creó Chamizo tras su paso por la política saca de la calle y procura un futuro a jóvenes en exclusión social

Es miércoles día 10 y, qué coincidencia, dos cumpleaños celebran los chicos del hogar que 'Voluntarios por otro Mundo' posee en barriada de La Pita. Zecri cumple los 20 años, es ahora el veterano del grupo y eso le dará responsabilidad; y Lamarti, que hizo los 19. Cada cumpleaños, la ceremonia es la misma. Una tarta, unos paquetes de patatas y un refresco. Antes, los cánticos obligados del 'cumpleaños feliz' en castellano y en árabe. Aplausos continuos. Brevísimas palabras de los cumpleañeros. Más aplausos. Después, la fiesta. Si es que hay fiesta o algo parecido en un lugar donde casi nunca ocurre algo.

Pero antes de seguir, será mejor que lo explique: Cuando el cura Pepe Chamizo puso tierra de por medio con la política no tardó el plantearse otro reto. Recordó entonces aquella iniciativa que se gestó hace cerca de quince años en Granada y que recogía algunas ideas que ya esbozaba desde su cargo de Defensor del Pueblo. Le llamó 'Voluntarios por otro Mundo' y fue tal el éxito que, antes de su fundación, ya contaba con un centenar de socios. El proyecto comenzó en Sevilla en 2013. Los cometidos eran ambiciosos: la infancia, la ayuda a presos y la lucha contra los 'recortes', lo cual es muy loable pero largo y largo en el tiempo.

Sin embargo, la idea de acoger en hogares a jóvenes con mayoría de edad y sin oficio ni beneficio ha sido instantánea y ya se ven sus resultados. A ver: 'Voluntarios por otro Mundo' recoge a aquellos jóvenes que, una vez que adquieren la mayoría de edad, no tienen ni dónde caerse muertos. La ONG de Chamizo es, por tanto, una oportunidad para integrarse social y laboralmente. Y lo hace dando entrada a todos. En Jerez, por ejemplo, la organización acogió y formó a cinco españoles antes de que los dos hogares de la ONG en Jerez se vieran ocupados por, cómo no, uno de los grupos más vulnerables: el del inmigrante. Y hay magrebíes, subsaharianos y hasta un senegalés. En total, 16. Son los extutelados de la Junta. Este drama se repite. Casi todos cuentan una misma historia. Son calcomanías: Jóvenes que se juegan el pescuezo en los bajos de un camión hasta alcanzar Algeciras. Allí, ingresarán en un centro de menores pero a las 12 horas del día que alcancen la mayoría de edad, la puerta vuelve a abrirse. Cumplen los 18 años y no cuentan con una red social, familiar y económica que les sostenga. En la calle y, ¿ahora qué?

Eso, y, ¿ahora qué?, pregunto al responsable de la ONG en Jerez, un dinámico Michel Bustillo, hijo de unos emigrantes de los cincuenta que nació cerca de París. Empleado de la compañía atunera española Albaroca, tiene mujer y dos hijos. Pero logra sacar tiempo a la causa. Es la cara de Chamizo en Jerez. Su vida en el voluntariado es prolija. Dice que su "gran motivación es cristiana". Colaboró con Proyecto Hombre, fue uno de los fundadores de Ceain, ha conocido zonas depresivas de la provincia y el Perú y pasó por el programa de Hogar de La Salle.

Michel lo explica así: "Ahí es donde intervenimos. Un joven, a los 18, le sacamos sin saber dónde ir y le abocamos a que se prostituya o a que delinca... Lo de la prostitución masculina puede ser muy normal, un dinero fácil, gente que no denuncia... un vivero fácil. Ese, seguramente, es el final de los jóvenes a los que no conseguimos acoger".

Hay once jóvenes en la casa cedida de La Pita, una herencia que recayó de una piadosa a las Hermanas de la Cruz, las Hermanitas de los Pobres y 'Madre Coraje' y cuya cesión pende ahora de un hilo por mor de una inesperada venta o alquiler. El otro hogar es propiedad de la Junta y conviven en él cinco jóvenes en régimen de alquiler social. Y luego están Marta y Ana, dos voluntarias que se responsabilizan de los hogares.

"Nunca pedimos dinero, sólo pedimos su interés en formarse. Es nuestra única condición. Aquí hay jóvenes que hacen formación reglada, cursos de formación... Ellos vinieron a trabajar, no a estudiar, y eso puede ser un problema. Pero hay que inculcarles la necesidad de la formación. Yo aprovecho mucho la red. Un programa en Cruz Roja, la fundación Juan Bosco o Ceain, allí estamos. Creo que trabajamos muy bien con Servicios Sociales. Encontramos un chico con 18 años, le llevo y les digo: '¿Tenéis algo por hacer o lo hacemos nosotros?' Parece que no, pero son muy diferentes a nuestros jóvenes; creo ver en ellos un 'ritmo' más exigente y que lo que tienen que hacer han de hacerlo en el menor tiempo posible".

Y que nadie crea que se rinden. Jamás. No se lo digan. Michel es tajante: "No volverán nunca. Todo el mundo quiere ser un hombre de éxito. Claro, nosotros tenemos en todo eso un distinto nivel de fracaso. Sin embargo, para ellos el nivel es muy muy duro. Volver a su país supondría el mayor fracaso para él y su familia. Sobre todo, para la familia. Y, a esa edad, ese fracaso se debe hacer insoportable". Luego está lo de las subvenciones municipales, que en este caso será cero, y donde hay que bandearse bien y más tal como ruedan las cosas.

Entretanto, la fiesta continúa en el pequeño patio de La Pita. Michel anima a la audiencia.

- ¿Creéis que esto os sirve?

-Sí -respondieron uno a uno.

-Transmitirlo. Porque si sirve, nos apoyarán. Pepe, Marta, Ana y yo somos simples voluntarios. Pero si esto sirve de algo, seguimos aquí.

Hubo más aplausos. Pero uno muy especial para Lamarti, que se desveló por su amigo Fadal el tiempo que estuvo hospitalizado. Son la gran familia de los extutelados.

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