Sucesos

El chef español asesinado en Méjico se formó en la Escuela de Hostelería de Jerez

El chef español asesinado en Méjico se formó en la Escuela de Hostelería de Jerez

El chef español asesinado en Méjico se formó en la Escuela de Hostelería de Jerez

En la tarde del pasado miércoles se hacía pública a través de varias agencias el fallecimiento del chef español Felipe Antonio Díaz Zamora, de 43 años. El cocinero murciano había sido encontrado muerto en un descampado próximo a una parcela en la que estaba trabajando, al parecer, tras sufrir tres disparos por la espalda. 

"Tenemos una baja probabilidad de que se trate de un asalto, puede ser algo personal, pero no consideramos que sea contra su gremio o una nacionalidad específica, por tratarse de una persona de nacionalidad española", declaró el Fiscal de la zona a los medios.  No obstante, todos los indicios, según confesó también dicho fiscal, apuntan a un asesinato "de manera premeditada". 

Felipe Antonio Díaz Zamora era natural de Cartagena, pero había estado vinculado a Jerez durante su formación dentro de la gastronomía. Es más, a finales de la década del dos mil estuvo residiendo en Rota y cursó cursos de gastronomía en la Escuela de Hostelería de Jerez

En el año 2001 emprendió rumbo a Tijuana (Méjico) donde montó un primer negocio de gastronomía con el que poco a poco se ganó a sus ciudadanos. Posteriormente creó el restaurante 'Vámonos de tapas', en el que, al igual que en el primer establecimiento que regentó, ofrecía pinceladas de flamenco, ya que Felipe Antonio Díaz era un buen aficionado al arte jondo. De hecho, en algunos vídeos de su perfil de facebook se le ve cantando y tocando la percusión, otra de sus aficiones. Además, relación con alguna  

Cuenta uno de sus amigos mejicanos, que curiosamente también tiene relación con Jerez, ya que ha hecho algunos cursos de guitarra en los últimos años, que Felipe Antonio Díaz era el clásico 'buscavidas', una persona extrovertida y con enorme vitalidad. "Era de esos que siempre estaba trabajando en todo, buceaba y de ahí llevaba pescados al restaurante, luego llevaba americanos a hacer tours, podaba palmeras, e incluso empezó a meterse de extra para películas en los estudios de cine".  

"Era muy trabajador y aunque no trajera un peso en la bolsa, lo veías optimista como el de la película 'La vida es bella'", asegura.

Su capacidad para conectar con el público le hizo ganarse el cariño de la comunidad gastronómica de la región, cuyos responsables han lamentado su pérdida, igual que a la sociedad de Tijuana por "su apoyo, ofreciendo alimentos, a los migrantes", reconocían los medios locales. Uno de los más llamativos fue una paella gigante para 3.000 personas a finales de 2018. 

Su popularidad ha hecho que en algunas webs de mecenazgo se hayan puesto en marcha campañas para recaudar dinero para sus cuatro hijos y su viuda, que quedan en una situación económica difícil. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios