La hermandad del Perdón podrá seguir teniendo su sede provisional en la Catedral par ala celebración de sus cultos y la salida procesional del Domingo de Ramos. Así se lo confirmó ayer el obispo, monseñor Mazuelos, a la junta de gobierno de la cofradía con la que mantuvo una reunión en la que la corporación nazarena trasladó al prelado su preocupación por los inminentes cambios de uso que experimentará la Catedral al dejar de ser parroquia y la reforma prevista en los salones anexos del templo donde se instalará una zona de exposición y museo. Por tanto se despeja el futuro más inmediato de la hermandad que sigue padeciendo los efectos de la inundación en el entorno de la Ermita de Guía y cuya solución ni es fácil ni se ve a corto plazo. Y es que El Perdón sigue pasando su particular 'Calvario' en la ermita que continúa evidenciando un grave problema de evacuación de las aguas de las lluvias con inundaciones que se siguen produciendo cuando las precipitaciones son importantes. Así ha sucedido con el último temporal que volvió a inundar las dependencias y los hermanos regresaron a lo que se ha convertido en un triste rutina, limpiar el barro y achicar el agua. Las soluciones son complejas ya que la construcción de viviendas justo al lado de la ermita condiciona la creación de la red de canalizaciones, desagües o saneamientos necesarios para que el efecto de las lluvias se minimice lo máximo posible, siempre teniendo en cuenta la situación geográfica donde se ubica el templo que es el destino de las aguas que bajan de la zona alta que circunda la ermita. Lo cierto es que al día de hoy están sin templo y sin casa, y lo que es peor, que la cosa va para largo, con la 'Espada de Damocles' que pende sobre esta cofradía cada vez que llegan nubarrones de tormenta a la ciudad. Hasta el momento ha funcionado la solidaridad a la hora de guardar los enseres más valiosos en las sedes de otras hermandades. Tras las últimas lluvias los hermanos han puesto remedios para seguir tapando los coladeros como el cierre de los servicios por donde salía el agua, huecos, rendijas e incluso ventanas. Ahora por la Ermita tocan madera por si estas medidas soportan nuevas lluvias o por el contrario agrava la situación.