El espinoso camino de las ayudas al tejido profesional del flamenco

La convocatoria para las ayudas al tejido profesional del flamenco abierta por la Junta en la jornada del pasado lunes ha hecho que muchos artistas hayan comenzado a poner en marcha la maquinaria burocrática para tratar de obtener algún tipo de incentivo económico en esta difícil pandemia.

La Consejería ha establecido, como viene haciendo desde hace años, un montante total de 250.000 euros, una cifra en la que se incluyen dos líneas: subvenciones a la producción y creación de espectáculos de flamenco, dotadas con 210.000 euros; y subvenciones a la asistencia a festivales y eventos de especial interés cultural, dotada con 40.000 euros.

La cifra, que desde el gobierno autonómico se vende como ‘ideal’, resulta especialmente insignificante si comprobamos que se trata de una cantidad a la que, teóricamente, pueden aspirar todos los artistas flamencos de Andalucía. Es más, si echamos la vista atrás comprobamos que en 2010 incluso se destinaba más para estos mismos conceptos, entonces 300.000 euros.

También hay que resaltar un hecho concreto, y es que en los últimos tres años, si se suman todas las cantidades concedidas no se llega a los 250.000 euros, otra circunstancia que muchos no comprenden.

Pero al margen de la idoneidad de las cantidades, el artista, ya sea persona jurídica o física, se enfrenta, en este asunto, a toda una odisea burocrática a la que, de partida, muchos deciden no optar. De hecho, si nos centramos en los artistas o compañías de Jerez comprobamos que de las últimas 49 subvenciones aceptadas (distribuidas entre 2020, 2019, 2018 y 2017) sólo 4 han sido concedidas a proyectos con profesionales de la tierra.

En concreto, en 2020 se le concedió al espectáculo ‘Fandango!’ que protagonizan David Lagos y David Coria; y a ‘Loxa’, la última propuesta de Leonor Leal; y en 2018 a Tauromagia, de la Compañía de Mercedes Ruiz; y ‘Nocturno’, con Leonor Leal y Alfredo Lagos.

La complejidad administrativa a la hora de solicitar este tipo de subvenciones se antoja como uno de los principales escollos para muchos artistas, algo comprensible, no obstante, al tratarse de dinero público.

Pero además, son muchos los profesionales que se quejan de la necesidad de renovar los criterios de este tipo de subvenciones, tanto en materia de selección, transparencia como en la forma de acceder a ellos.

La consultora Lola Vallespí reconoce que “un ejemplo de todo esto lo encontramos en la baremación, ya que una compañía con bastantes años de experiencia tiene más puntuación que el resto, una opción comprensible pero, ¿y qué pasa con los jóvenes, nunca van a tener posibilidades? ¿Y los emprendedores?”.

Vallespí admite que “la comunicación no es fácil, se usa un lenguaje complicado y a veces hasta nosotros, que estamos acostumbrados, tenemos que pararnos a leerlo con detenimiento. Es razonable que los profesionales a veces desistan o recurran a gente experta en ello”.

El último obstáculo con el que deben combatir los artistas es con el eterno proceso de selección que suele durar, como mínimo seis meses, un tiempo que al menos este año, con la situación actual de la cultura, se complica aún más.