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La bandera, la legión y Amancio Ortega

Se preguntarán ustedes que es lo que pueden tener en común nuestra enseña nacional, el histórico y glorioso cuerpo legionario, y el voluntarioso trabajador que llegó a empresario modelo, propietario de la primera multinacional del textil a escala mundial. Pues no, el común denominador no es la admiración, su consideración como ejemplar, o el respeto, como cualquier mente sana y razonable podría suponer; lapidariamente, la única cesta en la que muchos que se suponen españoles ponen a estos tres símbolos de los que habría que sentirse muy muy orgulloso, es la del odio. Sí, la "cesta" del odio, por increíble que nos pueda parecer a los demás.

En realidad, son muchos más de tres los emblemas, las prácticas o actividades, las tradiciones, costumbres o manifestaciones artísticas, las que estos manipuladores de conciencias y muchos de sus fanáticos seguidores colocan en el punto de mira de su rencor a la libertad, pero hoy me voy a ceñir a estos tres.

Odian a la Bandera nacional por los valores que representa, odian a la Legión por los valores que representa, odian al señor Ortega por los valores que representa. Una, nos habla de la unidad de un pueblo, de su lucha por la libertad, honra a los que lo dieron todo por todos, recuerda su nobleza, su valentía… cuenta nuestro paso por la Historia, quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Otra, La Legión, personaliza el ideal de compañerismo, espíritu de sacrifico y cultura del esfuerzo. Ellos, los caballeros legionarios, representan a todos los que se olvidaron de ellos mismos para darnos un futuro mejor a nosotros: ¡honor y gloria, siempre, a ellos! El tercero, D. Amancio, es la pera, ¡don Amancio es la pera limonera!

Amancio Ortega, su trayectoria, su éxito y su actitud, son la prueba incontestable de la falsedad de los postulados de los que le odian, y no se lo perdonan. El empresario gallego ha demostrado lo que sólo en un régimen capitalista es posible: llegar hasta dónde él ha llegado, partiendo de la nada y sólo con su trabajo. Demuestra, en sus empresas, que los intereses de trabajadores y empresarios no tienen por qué ser contrarios, como defienden los rojeras comunistas empeñados en mantener el enfrentamiento para poder seguir viviendo de ello. Está demostrando que la riqueza que se genera cuando la libertad impera, puede servir para crear empleo digno, para repartirla entre muchos, para beneficio de todos, y para un mejor futuro, también para todos, algo que nunca ha ocurrido, ni sucederá jamás, allá dónde manda "la dictadura del proletariado", o sea, el comunismo, incompatible con la libertad, incompatible con la felicidad.

Odian lo que queda fuera de su alcance, como mediocres que son; aborrecen lo que les supera, muestra de su inequívoca mezquindad; desprecian lo que no les aprovecha … eso, es ser miserable. Es el populismo, ese que aquí representan Iglesias, Garzón, Monedero o Errejón, los mismos viejos perros de siempre con collares nuevos, ¡a ver si esta vez cuela…!

Quieren gobernar España, pero la odian, desprecian sus usos, a sus soldados, a los caídos por su libertad, al arte de muchas de sus gentes … aborrecen sus insignias, la Fe de la mayoría de sus ciudadanos, los hábitos y prácticas de sus pueblos … reniegan de su Historia, de sus tradiciones, de sus aficiones ... Son los mismos que siempre han sido, los que han tratado, una y otra vez a lo largo y ancho de la Historia, de hacernos comulgar con las ruedas de un molino que sólo trabaje para ellos.

D. Amancio ha donado 320 millones de euros a la Sanidad Pública de la nación, para todas las Autonomías de España -no sólo Galicia-, con ese dinero se van a compra unos 115 detectores de tumores cancerígenos de última tecnología para hospitales públicos de todas las Comunidades del país, ¡pues ni por esas! Ha faltado tiempo para que el odio mugroso en el que se reproduce el espíritu "Podemos" salga a la luz de un sol que no está para ellos. Esta vez fue primero una diputada de Navarra la que tachó al generoso regalo del genial gallego de "filantropía barata", el santón de la "cofradía", Iglesias, no tardó en poner su huevo, podrido, en el nido de los despropósitos que es la cuna de "Podemos": "Me parece tercermundista y ofensiva la donación de Ortega", dijo, ¿qué puedo decir yo?

Sabemos que no os gusta nuestra Bandera, la que sentimos y respetamos; sabemos también que no os gusta la Legión, a la que admiramos y honramos; sabemos que tampoco os gusta que un hombre de negocios español, triunfador, humanitario y generoso, compre aparatos sanitarios eficientes y muy necesarios, para todos los hospitales del país; lo que a lo mejor no sabéis es que a nosotros -casi 40 millones de españoles y, con seguridad, parte de los 5 millones que os votaron hace dos años- no nos gustáis vosotros, nada de nada y para nada. Y somos más…

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