Su valor científico es casi nulo. Sin embargo se apoya en una ancestral tradición que vincula el tiempo que hará durante todo un año en función del sol, los astros, la luna y meteoros como la lluvia, el granizo, las nubes, temperaturas e incluso en el comportamiento de los animales. De esta forma, las cabañuelas, cuyos orígenes se esconden en los arcanos del hombre, se configura en la observación e interpretación de ese conjunto de signos que se van sucediendo en el mes que acaba de terminar por parte de expertos. Así, en lo referente a la Semana Santa, que cada temporada por estas fechas suscita cierto interés por saber si acertará o no -en los dos últimos años no se ha acercado mínimamente a lo sucedido- predice tiempo inestable y lluvioso entre el Viernes de Dolores y el Miércoles Santo; mientras que en la segunda mitad de la semana anticipa que habrá nubosidad tormentosa y lluvias débiles. Este pronóstico, incluido en el conjunto del año, los han dado a conocer hace escasos días los cabañuelistas una vez concluida esa labor de análisis. "Las Cabañuelas son una ciencia popular que se rige por la observación del clima y la meteorología a lo largo de agosto de todos los años y que pronostican el tiempo que hará el año siguiente. Es una ciencia empírica, o sea, procedente de la práctica o rutina popular", definen esta pseudo ciencia los expertos que la han tratado en congresos y convenciones.

En 2015, las cabañuelas no acertaron. Daban una Semana Santa con lluvias y tormentas, cuando sucedió todo lo contrario. Tampoco dio en la diana en 2014. De una semana plena de lluvias, sólo sucedió el Domingo de Resurrección.