La calle Latorre se encuentra totalmente levantada a la espera de que concluya su readoquinado. El hostelero Julián Olivares lamenta que la explotación de las terrazas se haya visto terriblemente afectada tras los largos meses de confinamiento y más ahora cuando había posibilidad de hacer negocio.
Este hostelero, propietario de Albores y Amar, lamenta de un lado que “no se destinen más operarios para que se aceleren los trabajos”.
De momento, aprovechando de un lado que Jerez se ha quedado sin Feria y que el suelo está ahora mismo cubierto de tierra “hemos decidido llenar la calle de farolillos y banderas” en lo que parece como una pequeña feria de calle.
Olivares recuerda que está haciendo un gran esfuerzo para sacar a sus trabajadores del ERTE, que cumple con sus obligaciones tributarias, y que no es lógico que el adoquinado se eternice y, de otro lado, que la calle Consistorio esté abierta al tráfico de camiones y otros vehículos de obra afectando de esta forma a las terrazas.
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