Manuel Tane. Cantaor

"Para comer del cante y vivir de esto tenía que salir de Jerez"

  • El jerezano repasa su experiencia en el cante de atrás, "donde ahora mismo se gana dinero". El artista, afincado en Barcelona, no entiende "por qué nunca me llaman para cantar aquí"

 Aprovechando sus vacaciones en Jerez, quedamos con Manuel Tañé, uno de los últimos productos de la ‘factoría de La Plazuela’ y que desde hace unos años ha establecido su lugar habitual de residencia en Barcelona. Apenas estará unos días en su tierra porque hoy mismo parte hacia Alemania y luego a Japón, “no hay más remedio”, afirma.   

–Cada vez que puede baja para su Jerez, ¿es algo que se necesita? 

–Sí, cuando estoy mucho tiempo fuera de Jerez estoy deseando volver para estar con mi gente y pasear por sus calles, con eso me relajo.    

–¿Y qué hace cuando viene? 

–Me voy al bar de mi padre, juego unas partidas de dominó con mis amigos, en fin, lo necesario para reponer fuerzas y seguir trabajando. Bueno, también me encanta irme a casa de mi madre y comer calentito, quita el sentío (risas). El problema es que llevo un ritmo tan alto de trabajo que cuando estoy dos días aquí parado ya echo de menos trabajar y cantar. Pa que veas (risas).

–Ya que habla de su padre, su apellido artístico viene de él...

–Sí, él jugaba al fútbol y le llamaban así por la fuerza que tenía. Como yo era Manuel del Tañé se me ha quedado. 

–Apenas le ha dado tiempo a descansar y ya se va al extranjero otra vez. ¿No le afecta la crisis? 

–(Risas) Gracias a Dios no. Ahora me voy con Andrés Peña a Alemania y en cuanto venga me voy a Japón un mes y medio. Me voy con un espectáculo en el que están cinco bailaores y cinco bailaoras. Vamos Farruco, Farruquito, Juan de Juan, Luis de Luis y Alfonso Losa como bailaores y Karime Amaya, La Moneta, Paloma Fantova, Soraya Clavijo y Concha Jareño. 

–Lo de viajar es algo común en su vida diaria, ¿no?

–Sí, y que no falte porque como está la cosa.... A veces es incómodo y lo pasas mal, pero como llevo tanto tiempo viajando ya te acostumbras a pasar horas y horas en aviones y en aeropuertos.  

–Usted salió de Jerez hace unos años y no ha vuelto. Le ha ido bien por lo que veo...

–Claro, si uno quiere comer de esto y ser profesional tiene que salir de Jerez. Aquí no te puedes quedar para que te llame una peña una vez cada cuatro meses. Porque además en esta ciudad siempre cantan los mismos, no dan oportunidades a la gente joven y así es imposible. 

–¿Qué hizo al marcharse? 

–Bueno, primero me fui a Sevilla y allí estuve dos años trabajando en el Tablao del Arenal. Luego pasé por Madrid y ahora mismo estoy afincado en Barcelona, donde tengo mucho trabajo en el Tablao Cordobés gracias a Luis Adame, que ha confiado mucho en mí. Estoy trabajando con los mejores bailaores y bailaoras, estoy muy contento y en un buen momento personal. 

–Encajar en una ciudad como Barcelona no es fácil, pero usted se ha acoplado bien. ¿Cuál es el secreto?

–El secreto es cumplir en el trabajo. Aparte soy profesional y buena persona, me gusta ayudar a todo el mundo, sea mejor o peor o más conocido o menos conocido. Cuando me subo a un escenario con ellos doy el cien por cien y ellos lo saben. Con esa gente no se puede ir al sesenta por ciento y afortunadamente tengo cualidades para ello y disfruto cantando. El cante pa atrás es lo que ahora mismo me da de comer, pero si tengo que cantar delante también le meto mano y te puedo hacer diez o doce palos. 

–¿Y qué ha aprendido de gente como los Farruco o Manuela Carrasco?

–He mejorado en profesionalidad, ahora soy más maduro cuando me subo a un escenario. De cada uno he adquirido algo. Con Farruquito aprendo cada día, con Juan José Amador igual, y así sucesivamente. Son vivencias y experiencias nuevas y para mí es un orgullo trabajar con esos pedazos de cantaores y bailaores. Cada segundo que pasas con ellos aprendes porque no solamente bailan o cantan, sino que también tocan la guitarra. Hacen de todo.  

–¿Cómo es la vida de un cantaor en Barcelona?

–Hay que trabajar mucho. Yo trabajo en el Tablao Cordobés, como he dicho antes, y al día podemos hacer tres o cuatro funciones. Allí hay mucho turismo y a la gente le gusta mucho el flamenco. Además, Luis Adame le da mucha vida a todo. Ahora ha montado un espectáculo que sube al escenario 32 personas. Se llama Raíces Flamencas y lo hicimos hace unos meses en el Lope de Vega. En mayo vamos a París. 

–Y cuando viene a Jerez y no ve nada parecido, ¿le sorprende?

–A mí en Jerez ya no me sorprende nada, al contrario, en ese tipo de cosas es deprimente. Porque además, luego quieren montar cosas y quieren pagar al artista diez o quince euros y eso no es. ¿En qué época estamos? La pena es que hay mucha gente que se ha acostumbrado a eso y va a cantar por quince o veinte euros. Así no vamos a ningún lado y es más, personalmente creo que los que hacen eso no son artistas.

–Se marchó de Jerez después de una trayectoria amplia pues llevaba cantando desde los 16 años. ¿Salir fuera le ha cambiado? 

–He cambiado para mejor porque uno no podía estar ahí dependiendo de que se acordaran de ti. Lo mejor que me ha pasado, y lo digo de corazón, fue salir de Jerez. A Jerez, en el plano artístico, no le debo nada, si le debo algo es a Sevilla, Madrid y Barcelona, que son los que me han abierto muchas puertas. 

–¿Será por eso por lo que no le llaman nunca para cantar aquí? 

–No lo sé, a veces pienso que he hecho algo malo y por eso no me llaman para nada, porque creo que puedo cumplir perfectamente en los Viernes Flamencos, en el Festival cantando en solitario en el Palacio de Villavicencio, o en las Fiestas de la Vendimia. Ni siquiera las peñas me han propuesto la posibilidad. Esa es una espinita que tengo, porque quieras que no ésta es mi tierra, pero nada. Siempre llaman a los mismos, imagino que irán gratis porque no se comprende. 

–De todas formas usted lleva la bandera de Jerez...

–Eso no se discute. Yo estoy orgulloso de mi tierra y la defiendo a muerte. Muchas veces cuando se ponen a ronear de Sevilla digo yo: ‘Viva Jerez que das una patá y te salen 20 bailaores y 20 cantaores’. ‘Ni Sevilla ni ná’, les digo yo. ‘Los mejores cantaores los ha dado Jerez de la Frontera y San Miguel y La Plazuela’. 

–En todas esas veces en las que vuelve a Jerez, ¿qué le dicen el resto de cantaores? 

–Me preguntan cómo estoy de trabajo. A veces me hace gracia que me digan ‘trabajas más que Paco (de Lucía)’. Y yo les digo, sí pero no cobro igual que Paco (risas). 

–¿Y no le da pena que muchos de esos cantaores no se decidan a salir de Jerez? 

–Claro que me da pena, pero ellos han elegido quedarse aquí. Yo les animaría a salir fuera aunque sólo fuera una temporada, porque cuando sales la mente se te abre. Si te quedas aquí tu mente cada vez se cierra más. En Jerez hay mucha gente que vive acomodada y quiere depender sólo de una peña, eso es una pena porque a lo mejor tienen unas cualidades para cantar extraordinarias y no se dan cuenta de ello. Nada más que hay que echar la vista atrás y ver que cantaores como Terremoto, Sordera, José Mercé, Vicente Soto oFernandito Terremoto no fueron reconocidos hasta que no salieron de Jerez. 

–Cuando uno sale de su tierra y se pega a cantaores tan dispares, ¿cuesta mantener la raíz? 

–A mí no me cuesta, es más, ahí me doy cuenta de que prevalece más lo puro. Camarón es Camarón, Mojama es Mojama, Juan Talega es Juan Talega yCaracol es Caracol. Tú no puedes imitar a nadie, y tienes que aprender de todos, hasta el más malo tiene cosas buenas. A partir de ahí hay que marcarse su línea y su sello personal. Yo los escucho a todos ellos, pero las cositas me las llevo a mi terreno. Lo bonito es que el día de mañana te digan, ‘mira el Tañé que ha dejado esa huellecita y qué bien suena’. Eso es lo importante, lo demás es copiar o imitar.   

–Empezó muy joven y eso le hizo relacionarse con cantaores veteranos de los que aprendió. Ahora que su día a día es con gente más joven, ¿nota la diferencia? 

–Sí que la noto. Hace más de quince años, cuando empecé, tuve la suerte de coincidir con artistas más viejos que me enseñaron mucho. De ellos he aprendido el respeto, y aunque soy tímido de por sí, me gusta dar el sitio a todos ellos. Yo empecé cantando, por ejemplo, con Luis Moneo en a Compañía del Pipa y de él he aprendido muchísimo. Él siempre me ha dicho que siguiera por ese camino y que cogiera cosas de él, que iba a aprender seguro.

–¿Se paga ahora menos?

–Sí que se paga, pero aquí y en Japón, que ya no se cobra lo mismo que antes. A veces incluso quieren aprovecharse de la situación y te quieren dar dos duros por cantar en algunos sitios. Por eso hoy día tengo claro que trabajar en un tablao te da seguridad, porque estás dado de alta, cotizando y te pagan ciento cincuenta o doscientos euros diarios.    

–Acaba de terminar la Semana Santa, ¿cómo le va la saeta?

–A mí me da mucho respeto porque es muy difícil. Yo canté hace unos años al Sentencia una saeta de mi tío El Garbanzo, pero me llevé una semana estudiando. Últimamente se está perdiendo el respeto y canta cualquiera y eso no es, esto es algo muy serio. Yo por lo menos antes de cantar tengo que tenerlo muy estudiado. 

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