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Consumo facua

El consumidor ante el cambio climático

Si los ciudadanos desconocen de forma absoluta las causas del problema que supone el cambio climático, difícilmente se pueden adoptar comportamientos individuales concretos destinados a paliar la situación. Se puede decir que no es creíble que alguien que desconoce las consecuencias y causas de un problema esté verdaderamente preocupado por la situación y menos aún que modifique su comportamiento.

La primera pregunta que cabe realizar es si puede el consumidor contribuir a la reducción de los daños al medio ambiente en su vida cotidiana y con ello paliar los efectos del cambio climático. Facua Andalucía entiende que sí, que se puede luchar contra el cambio climático todos los días, pero que hay que afrontar nuevos criterios y formas de vida. Las posibles soluciones para luchar contra el cambio climático deben incidir en el conjunto de los hábitos de consumo, ya que son éstos los síntomas del desajuste del desarrollo y sólo ellos pueden corregir un rumbo extraviado hace ya algunos años. La capacidad de adaptación del ser humano a nuevas formas de establecer la relación con todo lo que le rodea mediante nuevos modelos de consumo de recursos, bienes y servicios podrá suponer la auténtica búsqueda de soluciones sensatas que propicien el cambio real, que conlleve a un freno al cambio climático que se está produciendo.

Los retos para el consumo deben pasar por reglas sencillas que no supongan una sensación de retroceso en el desarrollo, sino más bien de madurez y sensatez sobre los hábitos de consumo adquiridos.

El ciudadano debe ser consciente de que consumir no es un acto individual ni únicamente la satisfacción de un deseo. Al consumir, se está colaborando en todos los procesos que hacen posible la existencia de ese bien o servicio consumido, procesos todos que tienen implicaciones de carácter económico, social y medioambiental. El consumo responsable consiste en valorar las citadas repercusiones en el momento de elegir entre las distintas opciones que ofrece el mercado.

Facua Andalucía cree que los ciudadanos como consumidores, y verdaderos agentes sociales, pueden influir en la responsabilidad social y medioambiental de las empresas. Si discriminan a la hora de hacer sus compras, favoreciendo a las empresas que más responsabilidad muestran hacia el cambio climático, el mercado está mandando una señal que puede tener un efecto mucho más rápido y más profundo que muchas medidas legislativas. Las políticas más efectivas para reducir el impacto ambiental del sector de los consumidores consisten en una combinación de medidas educativas, legales, de mercado e informativas. A la hora de comprar un producto o servicio, el consumidor tiene en su mano la capacidad de escoger la opción más respetuosa con el clima de entre todas las alternativas. Si además se tiene en cuenta que muchos productos generan un mayor impacto durante su uso que durante la fabricación, se revela que los hábitos de uso de los consumidores son también clave en la prevención del cambio climático.

Al tiempo que los Estados y los organismos internacionales determinan y toman conciencia de la inmediata necesidad de legislar y tomar medidas para hacer frente al efecto invernadero, las organizaciones ecologistas proponen que se incentive y premie el uso de fuentes de energía renovables: biogás, gasificación de biomasa procedente de productos forestales y residuos agrícolas, cocinas y estufas eficientes, energía geotérmica para calor y electricidad, sistemas fotovoltaicos, pilas de combustible renovable, micro y mini-hidráulica de menos de 10 MW, calor por energía solar térmica, electricidad solar térmica, cocinas solares, energía de las olas, turbinas eólicas, bombeo eólico...

También impulsan la concienciación del consumidor en la necesidad de optar por tecnologías ambientales: electrodomésticos y equipos industriales eficientes y más respetuosos con el medio ambiente.

Las energías renovables se alzan como la gran alternativa para evitar el calentamiento de la Tierra ya que son menos contaminantes que las que provienen de los derivados del petróleo. Las energías renovables son aquellas que se producen o llegan en forma continua a la Tierra y que a escalas de tiempo real parecen ser inagotables. Con la excepción de la geotermia, la totalidad de las energías renovables derivan directa o indirectamente de la energía solar. Directamente en el caso de la luz y el calor producidos por la radiación solar, e indirectamente en el caso de las energías eólica, hidráulica y las procedentes del aprovechamiento de las mareas, olas y biomasa, entre otras. Por tanto, cuando se habla de energías renovables se refiere a las energías solar, eólica, hidráulica, biomasa, geotermal y mareomotriz.

Otra alternativa consiste en disminuir los desplazamientos masivos en vehículos particulares, ocupados en ocasiones por una sola persona. Para disminuir y prevenir los efectos agudos y crónicos de la contaminación atmosférica se debe generar una política que desaliente el uso del automóvil particular y que fomente la utilización de los medios de transporte colectivo. Como el transporte y la calidad del aire tienen una relación muy estrecha, la mejora en la circulación vial repercutirá positivamente sobre la contaminación.

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