Jerez

Nunca debiste cruzar la frontera

  • Estupefacción, enfado e indignación ha causado en un poderoso sector del PSOE provincial que Pilar Sánchez haya 'levantado' a Alcalá de los Gazules, cuna de Luis Pizarro, la planta de automóviles Zahav'Sunday morning toilet in the ranch', de Frederic Remington.

HACE seis años, Luis Pizarro, el poderoso fontanero del socialismo andaluz, le recomendó a Pilar Sánchez que no cruzara determinadas fronteras. Le ofrecía por las buenas una paz imposible entre las familias socialistas de Jerez, gente curtida y de gatillo fácil. Si no aceptaba, quizá tendría que aceptar esa paz por las malas. Lo que le estaba diciendo Pizarro a Pilar Sánchez era que dejara parcelas de poder a los hombres fuertes, a la gente de siempre, encabezados por el hoy consejero de Empleo, Antonio Fernández. Para sorpresa de Pizarro, Pilar Sánchez cruzó la frontera, organizó a las bases que había ido reclutando meses atrás y se lanzó a la conquista del fuerte. Quizá no pueda compararse a Fernández con el general Custer, la cosa no fue para tanto, pero lo cierto es que el Little Big Horn jerezano acabó con unos forasteros capitaneados por Sánchez izando su bandera en el hotel Prestige, el mismo que contempló sólo tres años después la más dolorosa derrota de Pedro Pacheco. Pilar Sánchez había conquistado primero el fuerte socialista y luego había ganado el poblado.

Es sabido que sólo hay dos cosas que nos hacen audaces, incluso temerarios: la victoria y la ignorancia. De lo primero va sobrada Pilar Sánchez; de lo segundo no me pronuncio. El resultado ha sido que después del éxito de sus sucesivos asaltos, parece que Pilar Sánchez le ha perdido el miedo a todo, incluso a estar sola. Muy pocas huestes de las que le acompañaron en aquella batalla inicial para desbancar a los que ellos llamaban 'los dinosaurios' están ahora con ella. Ha habido muchos cadáveres en el camino, mientras que los desbancados observaban desde fuera esperando su momento. Desde luego, su momento no ha llegado todavía, les dicen sus infiltrados en el fuerte, cómodos en sus carguitos, en sus pequeñas (pequeñísimas) cuotas de poder, que en muchos casos no van más allá de atender la cantina. Pero es que ni en el generalato se confía en exceso en los siguientes pasos que dará Pilar Sánchez. Está jugando con fuego, está traspasando fronteras de dominio sioux y cualquier día puede encontrarse con una escaramuza en esos territorios inexplorados. Y esta gente no se conforma hasta que no exhibe cabelleras y los buitres acaban su tarea.

Hay un hecho indudable. Pilar Sánchez está protegida por su mayoría absoluta. Es el cartel electoral, pero sólo local. Hace tiempo que se esfumaron los sueños de una escalada en el organigrama de la Administración. Demasiados enemigos en Washington. El hombre blanco no confía en la gente de la frontera que actúa por su cuenta. Pilar Sánchez contó con la protección de Gaspar Zarrías, un cortafuegos del clan jiennense contra el poderosísimo grupo de Alcalá. Pero Zarrías ya no está y bastante tiene con su trabajo de aplacar las ansias de los territorios rebeldes del norte, más allá de las Montañas Rocosas.

Bueno, habían pensado en las aldeas de fuera del fuerte, ahora veremos, Pilar. Pero Pilar, encastillada, rodeada de sus muy escasos fieles, ha vuelto a mostrar su audacia. Esperaban los González Cabaña, los Pizarro, e incluso los Fernández, que el cartel electoral local decidiera entrar en razón, que mostrara humildad en su soledad y un poquito de docilidad. Espoleada por una ciudad poblada de parados, pero eufórica por los acontecimientos deportivos, Pilar Sánchez se ha buscado insuponibles aliados entre los que hace poco eran considerados los indios más sanguinarios del territorio, auténticos pies negros que habían controlado estos parajes desde tiempos inmemoriales. Incluso gente con estrechas relaciones con Pacheco Toro Sentado. La acción bélica ha dejado pasmado al socialismo provincial: Pilar Sánchez le ha levantado a Alcalá de los Gazules la inversión de la planta de automóviles Zahav. A eso se le llama meter el dedo en el ojo .

En Alcalá de los Gazules son conscientes de ser la cuna del poder socialista (Pizarro, Bibiana Aído, el propio González Cabaña, señor de la cercana Benalup),pero siempre se han quejado de que eso no se traducía en inversiones para el pueblo. Se pensó que era hora de cambiar esa situación. Y para allá iba Zahav. Su primera planta europea en el gran semillero de líderes socialistas. La excusa oficial era que el suelo de Alcalá tenía mucha agua, pero la realidad es que Pilar Sánchez hizo una oferta inmejorable a última hora, algo de lo que no tenía conocimiento nadie en el partido y, al parecer, tampoco en la Junta, a la que habrá que acudir para pedir subvenciones. Mientras salen de su estupefacción, los rivales de Pilar Sánchez afirman que esto no acaba aquí. Y lo que dicen con más seguridad aún es que Pilar Sánchez nunca debió cruzar esta frontera, ésta sí que no. Algunos aseguran haber visto buitres negros sobrevolando la campiña. Los resistentes del fuerte ya pueden ir poniendo las carretas en círculo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios