Jerez

Un desfile 'bestial'

  • La comitiva de los Reyes hizo vibrar a la ciudad, que vivió una noche inolvidable y llena de regalos como preludio a las visitas mágicas

  • La música de charanga cautivó a los asistentes

Gigante. Animal. La gran noche de Reyes tuvo un gran preludio en las calles de Jerez con una Cabalgata que volvió a asombrar. De principio a fin, desde las cinco y media hasta que llegaron los fuegos artificiales, desde la carroza de la Estrella hasta la última charanga, la cita estuvo a la altura y dejó momentos inolvidables para los peques. Predominaron la música y la fantasía de las propuestas, entre originales y geniales.

Comenzó la comitiva con la Estrella, la que dirigió los pasos de Sus Majestades hacia Belén hace dos milenios y que les trajo ayer hasta las calles de Jerez. Unas grandes pantallas hacían más vistosa la presentación de la Cabalgata de 2017. Mientras, los primeros contagiosos sones de charanga, que lo mismo versionaban un villancico tradicional que el último éxito de la lista de Los 40, hacían subir la temperatura entre el numeroso público que salió a la calle a celebrar el fin de la Navidad.

Resulta difícil -e innecesario- comparar si ayer había más gente que en otras ediciones. Lo cierto es que Jerez ya ha convertido la Navidad en una fiesta diferente que año tras año cobra más importancia. Los jerezanos saben disfrutar de la calle. Había mucho niño de la mano de sus padres, de sus abuelos, disfrutando con amigos o con primos. Pero también grupos de jóvenes llenando los bares, parejitas sin hijos y personas mayores que rememoran sus Reyes vividos en blanco y negro y ocultados por las décadas y las canas. Lo que se ofrecía ayer desde el González Hontoria hasta Santo Domingo, con parada en las Angustias y vuelta por Honda era ilusión y magia.

Y caramelos. Muchos. 27.000 kilos, que se dice pronto. Melchor, Gaspar y Baltasar lanzaron además 9.000 juguetes, la mayoría pelotas y peluches. A un ritmo que requerirá que hoy día 6 se apliquen los Reyes un ungüento mágico como cura muscular. Y la multitud, como no podía ser de otra manera, gritaba y levantaba los brazos para que no se olvidaran de agraciarles con un recuerdo tan especial.

Una de las novedades fueron los lanzadores de confeti y serpentina mecánica, una suerte de arlequines futuristas que esparcían alegría con una potencia que ya quisieran para sí los motores de la Fórmula Uno. Pero no fue eso lo que provocó el mayor rugido de la gente. Un mamut, un hipopótamo, un gorila y una cobra gigantes desfilaron por la ciudad al estilo de las cabalgatas del Día de Acción de Gracias norteamericano. Nada que envidiar la calle Larga a la Gran Manzana, por supuesto. Allí no tienen una serpenteante figura que va devorando a los asistentes como ocurría ayer en Jerez. Sus colmillos, para alivio de la ciudadanía, no inyectaban veneno. Estaba amaestrada, claro, porque no habría estado bien visto que a la hora de abrir los juguetes faltase algún pequeño.

La diversión y los caramelos se sintieron durante todo el trayecto. Aún a la vuelta por la calle Medina quedaban fuerzas bajo las máscaras de los 900 figurantes. Se acercaba el final, pero si faltaba algo ayer eran kilómetros de itinerario, porque por ganas de seguir de fiesta no fue.

Una vez finalizada la cabalgata, Melchor, Gaspar y Baltasar acudieron al restaurante 'Universo Santi', que abrirá en pocas fechas y cuya plantilla estará conformada por personas con discapacidad. Allí entregaron juguetes a diversas asociaciones, que serán las encargadas de repartirlos entre niños que los necesitan. Y tampoco se olvidaron Sus Majestades de los 'peques' que pasan sus noches en el Área de Pediatría del Hospital. La noche del 5, si el niño no puede ir la Cabalgata, es la Cabalgata la que va al niño.

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