Diario de las artes

Para mirar a las alturas

Obras de la exposición 'Óleo sobre lienzo' de Beatriz Cañete en Espacio Abierto Jerez.

Obras de la exposición 'Óleo sobre lienzo' de Beatriz Cañete en Espacio Abierto Jerez.

EL nombre de Beatriz Cañete forma parte de la amplia historia de la pintura de Jerez de los últimos años. Su nombre está vinculado a una familia muy importante del arte que se hizo en la ciudad a partir de los años sesenta. Sus padres fueron los recordados y muy buenos realizadores, María Manuela Pozo y Joaquín Cañete; ella cordobesa afincada en Jerez y profesora de Dibujo; él uno de los pintores de la generación que, primeramente, dio el paso para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, ejerciendo, asimismo, como sabio profesor de Instituto.

Beatriz es una artista, siempre lo ha sido, callada, trabajadora, seria y, además, tremendamente entrañable. Es pintora alejada de alharacas, de ambientes artísticos desorbitados donde se habla mucho, se pontifica gratuitamente y se trabaja poco. Siempre ha tenido una idea clara del arte en general y de su pintura en particular. Su trabajo, constante y silencioso, está presente en la ciudad. Se la conoce como una artista cercana, que sigue su continua labor sin desfallecer. Es, por tanto, una artista en quien confiar, con una pintura sobria, producto de un oficio muy bien aprendido y sabiamente llevado a cabo.

Cuando supe de la inclusión de Beatriz Cañete en el programa expositivo de Espacio Abierto me alegré infinitamente porque considero que es una artista necesaria, con un bagaje técnico importante y una conciencia creativa grande. Como se la echaba de menos en los circuitos considero que esta muestra llega en el momento adecuado para reencontrarse con una autora que siempre aporta –nunca resta– al panorama artístico de la ciudad.

La exposición tiene varias lecturas que son consecuencia de la fuerte personalidad de la artista. Beatriz Cañete demuestra, en primer lugar, que pinta lo que quiere, que rehúye de las consideraciones canónicas del arte actual; que está la margen de las imposiciones de los que manejan lo artístico y que, por tanto, en esta exposición mantiene toda la contundencia en una temática que, aunque nada usual, a ella le ha parecido atractiva y llena de sentido; sin más. Y eso es importante y trascendental en un mundo de medianías donde todo se parece a casi todo. De esta forma, eligió un muestrario floral que ella pinta sin cortapisas, abiertamente, con poderosa maestría y concediendo a los modelos elegidos unos determinantes y acertados planteamientos formales.

Otro de los lienzos de la muestra de la artista jerezana. Otro de los lienzos de la muestra de la artista jerezana.

Otro de los lienzos de la muestra de la artista jerezana.

Al mismo tiempo, ofrece un pasional discurso expresivo en cada obra, producto claro de ese entusiasmo pictórica que anima su discurso artístico. También se observa las calidades de una pintura que se aleja de las efectistas posiciones de un realismo exacerbado que sólo serviría para empatizar con miradas interesadas. Además, se atreve con unos motivos que, en otras manos y con otros criterios, rozarían esa pintura amable y cursilona que no interesa. Ella plantea la realidad representada con fortaleza, imprimiéndole un sentido de rigurosidad y conciencia creativa. La floral muestra que ocupa los espacios expositivos de la calle Alvar López, nos conduce por un concepto plástico muy bien definido en el que fondo y forma yuxtaponen sus posiciones en unas obras que acentúan tanto el poderoso tratamiento del color como la esencia misma de la expresión.

Rosas, buganvillas, agapantos, hortensias, adelfas, amapolas, poenías forman un conjunto floral de fuerte expresividad, con pinceladas, a veces sutiles, a veces extremas; con la línea dibujística resolviéndose con sutileza para, en otras ocasiones, ofrecer una máxima gestualidad; amoldando la materia plástica al contenido, ofreciendo poca pigmentación en las piezas que no lo requieren o desarrollándolas con pastosa conformación, lo que acentúa una posición formal extrema. Hay obras muy bien adaptadas a las formas de los soportes, generando bellos discursos de sutil representatividad, mientras otras resaltan por la pulsión pictórica que las sostienen, magnificando la fortaleza con contundentes chorreones. Todo en una abierta formulación de intenciones figurativas que descubren, sin duda alguna, la realidad de una artista con solvencia creativa y entusiasta conciencia pictórica.

'Rosas' es el título de esta obra de Beatriz Cañete. 'Rosas' es el título de esta obra de Beatriz Cañete.

'Rosas' es el título de esta obra de Beatriz Cañete.

La exposición de Beatriz Cañete en el espacio de Lucía y Marina Franco nos reencuentra con una pintora de fuerza, de rigurosa estructuración formal, de sapiencia; una autora que, además, pinta alejada de modas y de manidas referencias; una artista que pinta lo que le apetece, pero sin acomodos, sirviéndose de una técnica que le lleva a dar criterio máximo a cualquier situación.

La muestra, titulada, sin más, 'Óleo sobre lienzo' nos sitúa en ese escenario revelador donde la pintura se hace presente sin aditivos distorsionantes; una pintura sin exuberancias, justa, cercana, realizada para cualquier mirada ávida de emociones; para ojos puros, sin reveses; gestada en lo más real, en la pureza de lo que se siente, incluso, en lo que se ama.

Beatriz Cañete vuelve a mostrar su poderoso gesto pictórico en una exposición acertadamente dispuesta que compendia su abierta magnitud artística. Nos alegra, pues es pintora necesaria en un universo donde muchos quieren llegar vacíos de casi todo. Su pintura es poderosa en su sencillez y mira con ilusión a las alturas de un estado sabio, solvente y real.

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