Tribunales

"Me entró fuego en el cuerpo"

  • El autor confeso de la muerte de Raquel Barrera señala que la acuchilló tras discutir por su "obsesión" con el móvil. "Me arrepiento de haber matado a la persona que más quería", señala.

"Estoy muy arrepentido. He matado a la persona que más quería y le he quitado la vida a la madre de mi hijo". Esta fue una de las últimas respuestas que dio en la mañana de ayer José Antonio Cantalapiedra, el autor confeso de la muerte de su mujer, Raquel Barrera, durante la primera sesión del juicio por este crimen ocurrido en 2014 que se desarrolla a lo largo de esta semana en la sede jerezana de la Audiencia Provincial. En su declaración, señaló que mató a su esposa en la madrugada del 6 de abril de 2014 fruto de un arrebato -"me entró fuego en el cuerpo", dijo- tras mantener una nueva discusión sobre el uso "obsesivo" que, a su entender, tenía con las redes sociales aunque la Fiscalía lo vincule a que días antes ella dijo que pensaba acabar con el matrimonio.

Ayer fue la primera vez que el acusado dio explicaciones, con bastante detalle por cierto, sobre lo ocurrido aquella noche pues se había negado a hacerlo tanto a la Policía como al juez que llevó la instrucción alegando que entonces estaba "muy mal". Eso sí, en su narración rebatió algunos detalles de la descripción que sostiene la Fiscalía, que pide una condena por asesinato de 18 años de prisión.

Reconoció que en las semanas previas al crimen la pareja había mantenido varias discusiones, algunas de ellas delante de amigos, y que su mujer le había apuntado en alguna ocasión que pensaba acabar con el matrimonio, aunque pensó entonces que lo dijo al no encontrarse en "sus cinco sentidos". Explicó, además, que estas diferencias se debían al uso abusivo por parte de la víctima del teléfono móvil y de las redes sociales -afirmó que llevaba varios meses "obsesionada" llegando a afirmar que eran "parte del problema" que atravesaba su matrimonio y que había empezado a mantener conversaciones a través de la red con otro hombre-.

De este modo, y siguiendo el relato dado ayer por el acusado, se llegó al 5 de abril de 2014 cuando la pareja salió a las dos de la tarde a comer y beber a diferentes locales de restauración de la ciudad donde coincidieron con familiares y amigos regresando a su vivienda situada en las inmediaciones de la avenida de Nazaret en torno a las dos de la mañana. En este sentido, dijo que habían bebido bastante a lo largo de esa jornada.

Siguiendo su versión, el autor confeso fue a acostarse al dormitorio de la pareja mientras que su mujer optó por quedarse en la cocina para fumar. Minutos después, el marido se despertó porque el perro que tenían se subió a la cama y bajó a la planta baja del inmueble donde vio a Raquel Barrera con el móvil. El acusado se sentó frente a ella en la cocina y le preguntó qué estaba haciendo, comprobando que chateaba con otra persona. En ese instante, y al preguntarle con quién hablaba, aseguró que le extendió el teléfono para que lo viera pero que inmediatamente lo retiró. Así, tras un "silencio", José Antonio Cantalapiedra le recordó que ya habían discutido por el uso de las redes sociales y que ella le contestó que "no podía dejarlo". Acto seguido, confesó: "Me levanté como un resorte; me entró fuego en el cuerpo y cogí uno de los cuchillos que había cerca". No obstante, argumentó que su intención inicial no era la de herir a su esposa sino la de autolesionarse. De hecho, aseguró que lo intentó en el pecho tras arrodillarse en el suelo y ponerse el objeto punzante "como los harakiris" pero que, tras levantarse su mujer para preguntarle qué estaba haciendo, la agarró por el cuello, le puso el cuchillo en su pecho y luego "lo presioné". Acto seguido, explicó: "La liberé y empezó a retroceder pero en ese momento volví a agredirla". Tras esto, aseguró que la dejó sobre el suelo y apreció que empezó a sangrar bastante por la parte trasera -la Fiscalía sostiene que hubo una agresión por la espalda-.

En la vista oral también se reprodujo la grabación de la llamada telefónica que hizo José Antonio Cantalapiedra a la Policía Local tras lo ocurrido. En ella se oye al acusado decirle al agente: "Creo que acabo de matar a mi mujer". De hecho, tras las dudas iniciales del agente a lo oído se lo repitió enfatizándolo: "No es una broma, vengan aquí que mi mujer está bañada en sangre". Minutos después, llegaron al domicilio los agentes policiales a los que en un primer momento, según apuntó entonces, dijo que lo había hecho "por amor". También fue atendido por los servicios de emergencia porque presentaba diversas heridas en el cuello y en las muñecas que aseguró que se hizo con el mismo cuchillo tras llamar a la policía.

El juicio, que se celebra con jurado, deberá decidir si los hechos pueden calificarse como asesinato, tal y como sostiene tanto la Fiscalía como las acusaciones ejercidas por el hijo, los padres y la Junta de Andalucía (esta última suele personarse en todos los casos que considera que son casos de violencia de género), o de homicidio, como argumenta la defensa.

El abogado de la defensa, Alfredo Velloso, argumentó en su intervención inicial que se le debe dar esta calificación puesto que hubo un "arrepentimiento espontáneo" al llamar a la Policía y confesar lo ocurrido. En cambio, esta conclusión no la comparten las acusaciones. No en vano, el abogado de los padres de la víctima, Antonio Barrera, llegó a decir que fue una "muerte premeditada y consciente" y el letrado de la Junta que es un caso "claro" de violencia de género considerando que "lo había planeado". José Antonio Cantalapiedra permanece ingresado desde el día del crimen en el centro penitenciario de Puerto 2. El juicio proseguirá hoy con la declaración de nuevos testigos.

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