Orientaciones y estrategias de psicología

La envidia consiste sobre todo en compararse con los demás

  • En primer lugar tendremos que ver al niño envidioso como un niño con problemas y más como víctima que como responsable de sus comportamientos, ya que la envidia puede producir un elevado coste emocional y sufrimiento para el menor.

Dentro de la serie de artículos sobre la educación emocional, merece la pena pararnos en el concepto de envidia.

En primer lugar tendremos que ver al niño envidioso como un niño con problemas. Es más víctima que responsable de sus comportamientos, ya que esta envidia produce un elevado coste emocional y sufrimiento para el menor.

La envidia consiste en compararse con los demás deseando lo de ellos y dejando de valorar completamente sus propios logros, sus rasgos de personalidad, sus cualidades físicas o cualquier juguete u otro tipo de artículo que posean.

Estos niños tienen problemas para ponerse en el lugar de los demás, para empatizar con ellos y por tanto disfrutar de los éxitos ajenos, lo cual es un magnífico recurso psicológico para aceptar derrotas en los juegos o pequeños fracasos de la vida diaria.

En lugar de disfrutar de las virtudes o de los éxitos de los demás tienden a devaluarlos y a criticarlos restándole importancia, lo que les sirve como una estrategia errónea para no sentirse devaluados frente a los otros, ya que esto les causa muchos problemas en las relaciones con los demás, llegando a quedar aislados, porque sus compañeros no quieren jugar con ellos.

Para prevenir estas conductas de envidia debemos enseñar a los menores a tolerar la frustración del fracaso, una buena estrategia es hacer juegos en grupo, ya que de esta forma no pierde él solo, lo que le hace más tolerable el perder y nos da la oportunidad de mostrarle la forma adecuada de aceptar una derrota.

Otro factor importante en la génesis de la envidia son las frecuentes comparaciones que pueden hacer los menores con grupos más cualificados, amigos mayores que ellos, hermanos mayores o incluso con adultos.

Estas comparaciones hacen que los menores se sientan continuamente frustrados al salir perdiendo siempre en este proceso, lo que genera conductas de rabia y envidia.

No debemos de evitar que el niño se compare con otros niños, sino que debemos de enseñarle a compararse y sobre todo hacerlo con su grupo de iguales, ya que estas comparaciones serán sus referencias en cuanto a competencias a lo largo de su vida.

Si tienes interés en proponer algunos temas o ampliar la información que aquí aparece, puedes enviarnos un correo electrónico a la siguiente dirección:

psicologiadiez@terra.es.

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