social

Una gran casa para acoger e integrar

  • Hogar La Salle cumple 10 años cubriendo necesidades de niños y jóvenes

  • La vivienda de emancipación, el centro de día y el proyecto Amal, sus tres ejes principales

Tras las puertas del número 17 de la avenida Duque de Abrantes se abre un mundo de compromiso y convivencia. Hogar La Salle cumple 10 años y su éxito está en cuatro verbos: acoger, proteger, promocionar e integrar. El hermano Juan Bautista, director de la asociación, subraya que "hemos entendido siempre que estos centros sociales tienen que existir para dar respuestas reales y concretas". Lo han conseguido.

Hogar La Salle se divide en tres grandes proyectos. El primero de ellos es el hogar de emancipación, en el que actualmente viven 12 jóvenes inmigrantes ex tutelados entre 18 y 20 años de seis países distintos. Nació como alternativa socioeducativa de alojamiento, de manera que se posibilitara un espacio para la inserción sociolaboral de sus participantes. "Vimos que muchos jóvenes que venían al centro de día no tenían nada de puertas para fuera, estaban en la calle. Cubrimos así esa necesidad y además esto siempre enriquece, porque cada cual aportamos la riqueza que tenemos, seas de donde seas", declara el hermano. "Cuando se vayan de aquí -están unos dos años viviendo en el hogar- ya saben cómo desenvolverse, puesto que aquí deben hacer todas las tareas propias de una casa. Además, en los dos años les da tiempo a obtener o el graduado escolar o bien un ciclo formativo", remarca el director. Precisamente, dos de los jóvenes del hogar de emancipación están realizando actualmente ciclos formativos, uno de agricultura y otro de administrativo.

El segundo de los programas de Hogar La Salle es el centro de día. "En el origen se creó para acoger a adolescentes en situación de riesgo y conflicto social, o que incluso tuvieran cierta problemática o relación con las drogas... Pero todo aquello al final se fue centrando en la realidad que veíamos en Jerez, porque además había problemas que ya cubrían otras entidades, como Proyecto Hombre. Así que nosotros lo fuimos derivando al aspecto educativo, que es donde hemos llegado hoy día", apunta el director.

De esta forma, entre las finalidades del centro de día está potenciar la educación integral de niños y jóvenes, potenciar el desarrollo "humano y social", orientar para el acceso laboral y reforzar a los alumnos con dificultades de aprendizaje y riesgo de exclusión. Para ello, Hogar La Salle dispone de diferentes formaciones como son el taller de costura, de educación vial, el aula abierta -hay una veintena de niños cada tarde haciendo los deberes-, el aula de convivencia, el taller de maquillaje y peluquería; y gracias a un convenio con La Caixa, la asociación acogerá hasta octubre tres grandes cursos ocupacionales: camarero, empleado de hogar y electricidad. "Las personas participantes a los cursos de La Caixa las derivan Cáritas y el hospital San Juan de Dios, y duran casi 300 horas. Con estas entidades coincidimos en ejecutar proyectos que tuvieran la inserción laboral como eje principal", relata el hermano Juan Bautista, quien añade además que "los talleres tienen mucha acogida, sirven para promocionar a la gente. Nuestro objetivo es que salgan de la casa. El hecho ya de venir aquí es salir, socializarse y además aprenden algo que les puede estimular. Esto es una plataforma de encuentro de personas".

La tercera 'pata' es el Proyecto Amal, que comenzó a funcionar en mayo de 2010 cuando uno de los jóvenes que habían pasado por el Hogar ingresó en la cárcel. Tras ver la realidad de los jóvenes inmigrantes ingresados en el centro penitenciario, "se plantea intervenir con esta realidad para lo que se decide realizar un estudio de la situación jurídica de los mismos y analizar cómo se puede intervenir desde el ámbito de extranjería".

La asociación Hogar La Salle la forman la comunidad mixta de 12 hermanos de La Salle y seglares, 9 profesionales y cerca de 50 voluntarios que hacen posible que este proyecto sea hoy uno de los grandes recursos sociales de la ciudad. Leonor Serrano conoce bien esos primeros pasos, puesto que es la voluntaria más veterana de la entidad y socia fundadora. "Era una labor que hacía falta, una necesidad lo que intuimos cuando se creó. Poquito a poco se levantó hasta lo que es hoy, porque empezamos por muy poco. Mi balance es positivo, por supuesto, y la labor que se hace es estupenda", señala Leonor, quien diez años después sigue acudiendo varias veces a la semana para preparar la cena a los jóvenes.

Desde hace 8 años no falla a "mi mostrador" cada martes, Juan Luis Palomino, otro voluntario: "He sido educado en el Buen Pastor y una vez que me jubilé quería hacer algo. Me aporta mucha satisfacción estar con los niños de tantas culturas diferentes, nos enseñan mucho. Me llena estar aquí".

Pedro, un profesor de San José, el hermano Porfirio, el hermano Silvano, Miriam (trabajadora social del centro), son algunos de los rostros de Hogar La Salle. "El futuro es seguir siendo un espacio de acogida y de integración. Aquí vienen con sus mochilas de aquella manera y tenemos que ir llenándolas de cosas positivas", remarca el hermano Juan Bautista. El director del centro lo tiene claro: "En la sociedad, seamos de África, de América, de Asia, de donde seamos, todos somos de una gran familia humana. Y tenemos que aprender a convivir. Ya está bien de las diferencias, de la discriminación, del racismo. Hemos solucionado hasta ahora los conflictos a través de las guerras, de la violencia... Vayamos por el camino de la relación positiva, de complementarnos unos a otros, de enriquecernos de los demás, porque todos tenemos valores. Y esos son nuestros principios".

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