Jerez

“Me gusta sobre todo el camino, no entendería esto sin el Coto”

  • Es de los más respetados en la caravana jerezana por su veteranía y sabiduría rociera · Fue un ejemplar alcalde de carretas, responsabilidad que ejerció durante 8 años

—¿Cómo ha ido esta romería?

— Ha ido bien, lo que pasa es que hemos venido la mitad de la gente. Eso es malo para todos, para la hermandad y los ingresos. Se palpa que la situación no es buena.

—Pero al Rocío se puede venir de muchas formas.

—Sí pero eso es como todo en la vida. Si estás acostumbrado a comer bien y ahora no puedes permitírtelo, te cuesta trabajo volver atrás. Se prefiere no venir y además aquí hace falta el dinero con todos los gastos que genera hacer el camino y venir al Rocío. Es cierto que ahora las cosas están más baratas, como las casas que se han cogido a más bajo precio.

—¿Volver el año próximo es una petición suya a la Virgen?

—Pues sí y otras muchas cosas que pedir. Lo primero es la salud y el resto queda por cuenta de Ella.

—¿Se hace cansino el camino tantos años?

—Por mí no. Cada vez veo cosas nuevas, caras nuevas y siempre me sorprendo. Cansino a lo mejor en lo físico porque tengo 72 años.

—¿Cuál o cuáles con los mejores momentos que ha vivido este año en el camino?

—Me emocionó mucho un instante en la Marismilla escuchando unas sevillanas cerca de las seis de la mañana frente al Simpecado. Llegué a llorar y como este se viven muchos momentos maravillosos. Pero también hay malos ratos como este año cuando me pasó la carreta por encima de las piernas. Afortunadamente no me pasó nada porque la Virgen me echó un capote, Pero el susto para ti y los tuyos se queda.

— ¿Ha llegado a descubrir los misterios del camino?

—No y ni del Rocío. No he llegado a descubrirlo y no soy el mejor rociero ni mucho menos. Creo sobre todo en la Virgen que la llevo siempre colgada en mi cuello.

—¿Qué espera con más ganas de toda el Rocío?

—El camino sobre todo. Vengo a ver a la Virgen en cualquier momento del año. No entendería todo esto sin el camino.

—¿Echa de menos a gente?

—Sobre todo a los que faltan, a Antonio Camacho, al padre Agustín y a Diego Torres, entre otros. Aún veo su coche y me parece que se va a bajar de él.

—Ha estado ocho años de alcalde de carretas ¿entiende la gente el esfuerzo que se hace porque todo vaya bien?

—La verdad es que no. Me dejó muy buenos amigos que me quieren y me respetan. Aún, cuando llego a una reunión, hay quien dice que me echen una copa recordando que fui alcalde de carretas. Todos hemos perdido tiempo y dinero en las responsabilidades y muy pocos son conscientes de ello.

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