En una jornada que fue triste para muchos de los afectados, ya que algunos no pudieron contener las lágrimas al recordar cómo les habían engañado, sorprendió la declaración de H. J. R., arquitecto municipal de El Puerto que se declaró firme defensor tanto de los principales imputados como del supuesto medicamento.

Así, señaló que su esposa sufría una enfermedad degenerativa por la cual no podía caminar hasta que "en 2004 me hablaron de las bondades de este producto y todavía sigo creyendo en ellas". Afirma que el Neovit "no curó a mi mujer, porque su enfermedad es prácticamente incurable", pero indica que "mejoró progresivamente" ya que "recuperó movimiento", aunque no sabe si fue por el efecto placebo o por cualquier otro motivo. Tan convencido está de que funcionaba que señala que su esposa lo seguiría tomando si tuvieran todavía el producto. Además, afirma que tienen una cremas de Neovit "que son magníficas para la celulitis".

Por este motivo le comentó a Enrique Moresco y a otras personas que se pusieran en contacto con Andrades y Acosta.

H. J. R. está "convencido" de que los dos principales imputados "actuaron de buena fe" y considera a Juan Manuel Acosta como "un hombre muy educado y culto, y eso me daba confianza y era de agradecer". Además, señaló la gran amistad que les une "en los buenos y en los malos momentos".

Esta persona también indicó que el consistorio portuense compró un fertilizante a Andrades y Acosta para combatir las plagas de los árboles y las plantas, pero no cree que fuera el mismo producto que consumían los enfermos.