XXV Festival de Jerez

La industria paralela a la muestra vive al límite: “Esto no se ha vivido nunca”

  • Cursillos, alquileres turísticos y las ventas de ropa flamenca esperan con recelo la nueva fecha

La maestra de baile Chiqui de Jerez.

La maestra de baile Chiqui de Jerez. / Miguel Ángel González

Al margen de lo meramente nostálgico, el aplazamiento del festival y todo lo que él conlleva supone para la industria paralela a él un gran revés. Es más, la situación es extremadamente complicada para todos ellos, cuyo modo de vida se ha visto frenado en seco.

María Luisa Sereno 'Chiqui de Jerez' reconoce que "esto es algo que nunca he vivido". Con toda una vida dedicada al baile y más de un cuarto de siglo trabajando como maestra docente, la bailaora no oculta que su día a día "es muy complicado".

Como el resto de la oferta formativa paralela al Festival, ha tenido que aplazar los cursos a la nueva fecha de la muestra, pero aún así admite que "hay poco movimiento. Con los artistas no ha habido problema, porque tal y como estamos, todos se adaptan, el problema es que las inscripciones son escasas, y muchas de ellas todavía no se han pagado y están pendientes de cómo evoluciona todo. Otras, como grupos que tengo de Israel y de Dinamarca que me vienen todos los años, ya me han dicho que no vienen”.

Tampoco mejora la situación en el día a día como academia "porque la gente tiene miedo y apenas viene, con decirte que a lo mejor a una clase me vienen dos, a otra cuatro y a veces me encuentro con una persona". Ante este panorama, el futuro se antoja complicado "porque cada vez estamos más asfixiados y en lo que a mí personalmente respecta, que también está pasando a otras compañeras, la cosa va en picado".

Para ella, "la cultura, por mucho que digan, está abandonada, es como si no existiéramos y también hay mucha gente que vivimos de ella. Pero como yo digo, esto es una guerra biológica y sálvese el que pueda".  

La costurera jerezana Fátima Canca. La costurera jerezana Fátima Canca.

La costurera jerezana Fátima Canca. / Miguel Ángel González

En esta misma situación se encuentra Fátima Canca, propietaria del establecimiento de moda flamenca más famoso de la ciudad. La empresaria jerezana lamenta que "después de muchos años, la familia del Festival no nos vamos a ver, al menos muchos de ellos, y a otros espero verlos en mayo, porque eso sería buena señal. Hay gente que viene desde hace décadas y nos va a resultar muy raro estos días. Hasta el cuerpo me pide ese estrés, ese trabajo y esa inquietud que se tiene en los días previos al festival".  

Su día a día "es duro", asegura, "porque ¿quién compra unos zapatos de baile? ¿Y un mantoncillo? ¿Y un traje de flamenca o una falda de baile? Hay poco movimiento, la verdad, sólo las tarimas de baile están saliendo porque la gente está haciendo cosas online. Además, mi fuerte es el trato personal y todo eso se echa de menos".

A su juicio "nos falta esa sensibilidad que no tienen los políticos, ni local, ni regional, ni nacional, simplemente porque ellos cobran todos los meses y nosotros tenemos que buscar la manera de reinventarnos de seguir para adelante. Sólo me gustaría que estos señores se quedasen un mes sin cobrar, a ver si así se daban cuenta lo que estamos pasando".

Es más, reconoce que "amigas bailaoras de toda la vida están teniendo que pedir comida a bancos de alimentos porque no tenían para su día a día. Por eso digo que no queremos el pescado, queremos la caña y tener así la dignidad de ganarnos nuestro sueldo". 

Estos últimos días de febrero también serán extraños para el Tabanco El Pasaje, otro icono del Festival, pues su cercanía al Teatro Villamarta y sus particularidades le hacen ser un imprescindible para los cursillistas. "Está claro que va a ser un año diferente", asegura Antonio Ramírez, su propietario, "porque cuando llega el Festival el ambiente es distinto en todos los sentidos, y lo vamos a echar de menos, pero bueno espero que en mayo la situación haya mejorado por el bien de todos".

Aunque la pandemia también ha dejado huella a El Pasaje, el tabanco prosigue, no obstante, con su oferta habitual de viernes a domingo. "Intentamos que siempre haya flamenco en la ciudad y aunque la clientela ha bajado muchísimo, esperemos que con la apertura del cierre perimetral, se vaya animando todo".

Otro sector que nota su ausencia estos días es el turístico, sobre todo a nivel de alojamiento. Margarita Campuzano es la responsable de los Apartamentos Turísticos ‘El Patio Andaluz’ situados en la calle Prieta. Desde hace 15 añoshemos tenido al 100% los alquileres durante el festival e incluso la gente que viene, lo hace de año en año y ya casi son de la familia”.

En este 2021, “la diferencia es abismal, porque no hay nada, de hecho algunos propietarios de apartamentos turísticos hemos hecho que alquilarlos por meses, viendo la situación que vivimos”.

Tampoco vive su mejor momento ‘La Guarida del Ángel’, un negocio que con la llegada del festival, sobre todo tras la puesta en marcha del Festival Off hace casi una década, se ha convertido en un punto de encuentro fundamental para la oferta paralela.

A lo largo de los últimos años, muchos artistas que no encontraban cabida en la programación oficial tenían su espacio en esta sala, que ha llegado a contar con más de setenta actuaciones durante las dos semanas que dura la muestra.

Mario González, su propietario, reconoce que “vivimos un momento difícil” y como buen aficionado al flamenco también admite que “no tener festival en febrero es algo a lo que uno no se acostumbra, porque a estas alturas el teléfono me estaría echando humo y me habría pegado ya unas cuantas noches sin dormir del ajetreo”, asegura.

Pese a las dificultades, y como buen empresario, el jerezano mira al frente con esperanza y confía en que “cuando llegue mayo, que es la nueva fecha, la situación cambie. Sabemos que va a venir poca gente de fuera, pero bueno, en mi caso tengo clientes que se desplazan desde diversos puntos de la provincia, y bueno, a ver qué pasa”.

Consciente de todo lo que entraña poner en marcha cualquier montaje con el coronavirus, González asegura que “la programación la tengo hecha, sólo estoy esperando que el festival se presente oficialmente para lanzarla, porque además, los artistas están deseando trabajar, ya no pueden más”.

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