Jerez

Un interno del centro de menores Manuel de Falla pega a una profesora

  • Tuvo que acudir la policía porque el joven incluso rompió el falso techo de escayola para meterse por allí · El personal pide a la Administración seguridad privada y el traslado de los más conflictivos

Al personal del centro de menores Manuel de Falla se le está acabando la paciencia, y es que ayer una de sus profesoras sufrió una agresión por parte de los internos. Se da la circunstancia de que este tipo de incidentes no es la primera vez que se produce, y ayer incluso tuvieron que requerir la presencia policial, ya que el menor agresor hizo un boquete en el falso techo de escayola y subió por allí hasta que finalmente volvió a ser localizado del nuevo. Personados en el centro, la directora rehusó hacer declaraciones, remitiendo a la delegada provincial de Asuntos Sociales, Manuela Guntiñas a quien, al cierre de esta edición, este medio no logró localizar.

No obstante, trabajadores del centro, e incluso la propia profesora agredida, han manifestado que sólo van a permanecer callados muy poco tiempo más, únicamente el de comprobar si la Junta de Andalucía le da una salida satisfactoria a esta situación en la que incluso están temiendo por su integridad física. De hecho, el jueves el personal incluso llegó a protagonizar una concentración ante la puerta del edificio, situado en la calle Zaragoza, ante el cariz que están tomando las cosas.

Concretamente, lo que pretende el personal es que se contrate a una seguridad privada para poder hacer frente a este tipo de situaciones y que incluso que se traslade a los jóvenes más conflictivos, ya que este tiene un carácter abierto y los menores entran y salen cuando quieren, por lo que piden que sean llevados internos a otro centro.

En la actualidad, el centro de menores Manuel de Falla cuenta con veinte internos de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años procedentes de Marruecos. Además, tienen el carácter de tutelados por parte de la Administración autonómica. No obstante, de estos veinte sólo unos siete presentan un carácter conflictivo, porque los demás asisten a clase si están en edad escolar o están integrados en un programa de garantía social o en un módulo formativo. Al llegar a la mayoría de edad pierden la tutela y, si han conseguido legalizar su situación, pueden entrar en un programa de inserción socio-laboral, pero si no es así son repatriados a su país.

Ante el aumento de números de incidentes en este centro lo único que han podido hacer tanto sus responsables como desde la delegación provincial de Asuntos Sociales es poner cada caso concreto en manos de la Fiscalía de Menores

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