El Rebusco

El jerez en las series de televisión

  • Una presencia constante y diversa durante décadasl Proyección internacional para nuestro vinos

Que el vino es, y ha sido, un motivo de influencia en las manifestaciones artísticas de todos los tiempos es una evidencia incontestable.

Ésta se ve ampliamente reforzada a través de la imagen audiovisual, que se ha impuesto de una forma palpable en las dos últimas centurias.

En concreto, nos referimos al gran impacto que la televisión puede ejercer sobre un gran sector del público, repartido, en este caso, por todo el mundo.

El vino de jerez, que ha gozado de una gran proyección internacional, tiene, por tanto, un papel destacado en los numerosos argumentos que sirven de base a las historias de series televisivas, tanto nacionales como internacionales. Más en las segundas que en las primeras.

Una relación exhaustiva y minuciosa sobre este asunto sería casi imposible de llevar a cabo. A pesar de ello, en los últimos veinticinco años, y con medios escasos, he podido realizar un amplio catálogo de aquellos capítulos de series donde nuestros vinos se hacen presentes de una forma u otra. Una presencia diversa y constante durante décadas.

Que podemos encontrar, desde Perry Mason (The case of Spanish Cross), de finales de los `50, hasta Westworld (Chesnut), de este mismo año. Un tema que daría para varios artículos, pero que aquí y ahora nos ceñiremos brevemente a los ejemplos expuestos.

Un amplio abanico de escenas, y momentos, en el que el jerez es ofrecido en numerosas ocasiones como agasajo en lugares públicos y hogares, para compartir entre amigos o para ocasiones románticas. Con apelación al genérico sherry, o bien a algunos de sus tipos, amontillado, medium o cream; e incluso con alusiones a reconocidas marcas, como al Tío Pepe, al Harveys Bristol o a Sandeman.

Aquí también hay que desmontar el manido argumento que sustentan algunos popes del jerez, que afirman, sin prueba alguna, que esto es el resultado de extrañas manipulaciones en la mesa de doblaje cuando se adaptan las emisiones en las diferentes cadenas de nuestro país.

La televisión en España nació en 1956, pero no es hasta mediados de los `60 cuando adquiere su gran difusión, incorporando a la programación famosas series de otros países, sobre todo americanas y británicas.

Ya en ese periodo inicial veremos jerez en casa de Samantha, en tres entregas de la serie Embrujada. Un decanter y varias copas en una bandeja de plata, del que suelen beber su suegra y una de sus parientes brujas que vive en Inglaterra.

De esta primera época cabría destacar, por encima de otras muchas, Alfred Hitchcock presenta, que en seis de sus capítulos aparecerá el jerez. Uno sobresale entre todos, The bottle of wine. Siendo una botella de amontillado, comprada en su viaje de luna de miel por uno de los personajes, la que será una pieza clave en la historia.

También será el amontillado el que haga su aparición en dos series más cercanas en el tiempo. La primera, Colombo, ya en los `70, que en Cualquier viejo puerto para una tormenta hará su peculiar homenaje al cuento de Poe El barril de amontillado.

Y la segunda, Frasier, en su episodio Padre e hijos ofrece a su mentor un excelente amontillado español, comentando éste que el jerez en Estados Unidos debería ser considerado no sólo para uso en la cocina (cooking sherry).

En este apartado, ya entrado el siglo XXI, incluir dos títulos por mostrar en la puesta en escena marcas conocidas de nuestros caldos, y ello sin la implicación de las bodegas aludidas.

Nos referimos a la más que exitosa Mad Men, que tanto el Harveys Bristol como una botella de la sanluqueña Hidalgo se nos muestran en primeros planos sus etiquetas.

Algo parecido sucede en la historia Life Rights que se incluye en Big C, aún no emitida en nuestro país. En una cena, donde aparecen los actores Susan Sarandon y Oliver Platt, se bebe oloroso de Dios Baco.

Muchos recordaran al singular matrimonio de Los Roper, formado por Mildred y George, que en clave de comedia retrataba a este matrimonio ingles de clase media.

Su economía sólo le permitía adquirir "british sherry", pero en cambio sabían apreciar el jerez original en la casa de su vecino, que con un mejor estatus podía permitírselo.

En esta línea de típico humor inglés está Hotel Fawlty. En este particular hotel de la campiña era frecuente era frecuente servir el jerez del pequeño barril que había en el bar.

La creación de prototipos del detective creados por escritores de misterio ha tenido variadas adaptaciones para la pequeña pantalla en Gran Bretaña, tanto por la BBC como por productoras privadas. Los más famosos Poirot y Mrs. Marple, por Agatha Christie, y Sherlock Holmes, por Conan Doyle. Todos ellos buenos aficionados a escanciar jerez en sus copas. Los casos son variados.

Una variante de estas historias, con aires más modernos pero con el distintivo toque inglés, serán Los vengadores y Agente Secreto.

En la primera el jerez es introducido en trece de sus capítulos, y en la segunda un episodio no podría ser más claro: I can only offer you sherry.

No podían faltar tampoco las historias de época ambientadas en grandes y lujosas mansiones de finales del XIX y principios del XX, que coincide con el auge del jerez y, claro está, reflejado en: Arriba y abajo, Retorno a Brideshead o Downton Abbey.

En Llama a la comadrona una de las enfermeras recibe de regalo una botella de El Cid, de Duff Gordon.

Curro Jiménez fue una serie popular en la España de la transición. Pues bien, en el capítulo trece, de la tercera temporada, los personajes se ve envuelto en las intrigas de La batalla del vino de Jerez.

Aunque rodada en Córdoba, nos cuenta las desventuras de un juez inglés que viene a Jerez para conseguir un barril de un amontillado muy especial.

Del lejano Japón, e inédita en España, es la producción de la Nippon TV Tantei Monogatari (Detective Story). Una serie que se emitió, con mucho éxito a finales de los `70 y que ahora es considerada de culto por las nuevas generaciones.

El inconformista detective, Shunsaku Kudo, interpretado por el actor Yusaku Matsuda, se distingue por ser un gran aficionado al fino Tío Pepe. No olvidemos que González Byass introdujo su vino en Japón por aquellos años, teniendo una buena aceptación.

Una publicidad sorprendente que aún no hemos averiguado saber en qué medida fue una campaña de marketing negociada con la cadena o un hecho de admiración espontánea incorporado por los guionistas.

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