El Rebusco

La joven del jerez

  • La historia del famoso logotipo de Williams&Humbert: de la "Sherry, Sir?" a la 'Sherry girl'

La popular y simpática figura de la joven camarera que sirve de logotipo comercial y emblema corporativo a las bodegas jerezanas Williams&Humbert es uno de los más reconocidos internacionalmente, junto a la imponente figura del toro negro de Osborne o la colorista botella del Tío Pepe vestida a la andaluza guitarra en ristre.

Sin embargo, pocos conocen el origen del retrato de esta joven sirvienta, como tampoco la singular historia que rodea a esta figura, que se ha convertido en el símbolo de prestigio de una de las empresas punteras y con mayor prestigio del sector. Fundada en 1877, actualmente está en manos de la familia Medina.Más de siglo y medio ha pasado desde que en 1853 la pintara el artista inglés William Powell Frith (1819-1909), embutida en su ceñido traje gris, su pelo recogido en una cofia. Mantiene aún el atractivo arrebol de sus mejillas y la limpia mirada que dirige al que la contempla.

El artista consiguió detener el tiempo en este bello rostro, inmortalizando su imagen, siempre dispuesta a ofrecernos una copa de jerez.

Arte y vino

El investigador Charles Ludington, en su libro The politics of wine in Britain, a new cultural History (2013), nos aporta esta información sobre los gustos de la época respecto al jerez, más concretamente de la reina Victoria y su marido, el príncipe Alberto. En su capítulo titulado The rise of sherry detalla que la reina prefería la comida a la bebida. Aunque habitualmente solía tomar clarete y champagne, ella prefería el jerez sobre todos los demás vinos. El príncipe Alberto estaba de acuerdo con ella.

En cuestiones de arte, Powell Frith era el preferido de la monarca británica. Un pintor con una importante producción a lo largo de su vida, entre las que destacan: Ramsgate Sands (1851), Derby Day (1858) o The Railway Station (1862).

El pasado año, la Mercer Gallery organizó una importante retrospectiva dedicada al pintor bajo el significativo epígrafe de The People’s painter, un catálogo que se unía al publicado en el 2006 por el Ayuntamiento londinense, Painting the Victorian Age.

Estereoscopia con la 'Sherry girl'. Estereoscopia con la 'Sherry girl'.

Estereoscopia con la 'Sherry girl'.

Ese mismo año salió a la luz el trabajo del especialista Christopher Wood, Frith, a painter&his world.

Obras fundamentales para conocer al hombre y al artista:

“Sherry, Sir?”

El mismo William Powell nos proporciona una información clave en su libro de memorias, My Autobiography and Reminiscences, escrito en 1887. El retrato es el de una doncella al servicio de la familia del pintor, según consta en el padrón de 1851. Se trataría de Matilda Pudfield, nacida en Somerset en 1834.

La escena de ambiente cotidiano recoge el momento en el que ella solía llevar a algo de jerez al patrón a su estudio de pintura. Un ritual que el pintor mantenía en su rutina diaria para descansar un rato al mediodía: tomar un jerez con unas pastas (a glass of sherry and a biscuit).

“Todo resultó bastante simple. El cuadro lo compró Jacob Bell, quien estaba convencido que tenía lo que él llamaba ‘copyright’. Consiguió sacarle cuarenta guineas a un conocido impresor quien, difiriendo de la opinión de Bell respecto al valor de los derechos de autor, los transfirió inmediatamente, con gran pérdida económica, a otro marchante. Bell me entregó el dinero y supe con agrado que la imagen iba a ser reproducida por un admirable artista grabador, Frank Holl. Yo lo autoricé y se publicó tras ser bautizada –sin mi conocimiento– como ¿Jerez, señor? (Sherry, Sir?) ¡En qué cruz se convirtió ese terrible título! Yo salía a cenar a menudo y temía que el camarero se dirigiera a mí con el inevitable: ¿Jerez, señor?, que retumbaba en mis oídos al recordar mi delito el compañero de mesa”.

El personaje de Matilda, en su composición, tiene un antecedente en otra obra de pintor, la que llevó a cabo un año antes, en 1852, Anne Page, personaje de la obra de Shakespeare ‘Las alegres comadres de Windsor’.La obra forma parte de la Royal Collection.

También se le puede seguir la pista en el estudio previo de su cuadro Many Happy Returns of the Day. Una obra que reproduce la fiesta de cumpleaños de una de las hijas del pintor, y donde él mismo se retrata presidiendo la mesa con una copa de jerez en la mano.

Cuando lo comenzó en 1854, la sirvienta, que aparece en el extremo izquierdo, lleva una bandeja con dos copas; actitud que cambia cuando lo finaliza en 1856, portando esta vez unos objetos de regalo.

Sherry Girl

El grabado que Holl hizo en mayo de 1853, con algunos coloreados a mano, alcanzó un éxito increíble en la sociedad inglesa. La pintura, de pequeñas dimensiones, de unos 26 por 33 centímetros, fue pasando por diferentes propietarios a lo largo de los años, hasta llegar a ser la imagen de marca de la compañía vinatera Williams&Humbert.

Su primer dueño fue un viejo amigo y rico patrocinador del pintor, Jacob Bell, que la adquirió en 1854. Lo disfrutaría por poco tiempo, ya que falleció en 1859, dejándolo en herencia nada menos que a Florence Nightingale, famosa por ser la fundadora de la escuela de enfermería que lleva su nombre.

A la muerte de Florence, en 1910, pasó a manos del hijo de su prima preferida, Louis Shore Nightingale, quien a su vez lo legó a su hermana Lady Stephen, en 1940, la cual, a su vez, lo vendió al excéntrico y adinerado coleccionista Denys Eyre Bower.

El cuadro permaneció colgado en las paredes de la mansión de Chiddingstone Castle hasta 1957, fecha en la que, por fin, después de una intensa búsqueda, fue comprado por los representantes de Williams&Humbert.

La empresa tenía especial interés por poseerla, ya que desde años atrás venía utilizando su imagen en sus etiquetas.

En 1939 la registró como logo de la compañía, cuando adquirió la réplica del original, de un tamaño algo menor, que Frith realizó en 1855.

Influencias

La repercusión que tuvo esta obra, aparentemente menor, fue inmediata, lo que veremos en algunos ejemplos.

La revista satírica inglesa ‘The Punch’ publicó un curioso dibujo en su número del 14 de abril de 1860, que titulaba The profligate pastry-cook’s (Una pastelería bien surtida).

En ella se observa una escena cotidiana en el interior de un local de comida: una camarera atiende a un par de señoras, que comparten mesa con una niña y un niño. Su vestimenta, y tocado del pelo, recuerdan fielmente a la joven pintada por Frith.

Y su fama cruzó el Atlántico, de la mano del pintor americano Thomas Waterman Wood (1823-1903). Este pintor llegó a ser un reconocido retratista de costumbres populares de la América del aquel periodo, prestando atención a personajes de la comunidad afroamericana en sus diarios quehaceres en los campos de algodón o en las grandes haciendas.

La versión americana pintada por Waterman. La versión americana pintada por Waterman.

La versión americana pintada por Waterman.

Waterman, que estudió el género del retrato con Chester Harding, en Boston, tuvo la imperiosa necesidad de ampliar sus conocimientos fuera de su país.

Entre 1859 y 1861 viajó a Europa. El Londres de aquellos años marcaba las pautas en el arte academicista, siendo Frith el que acaparaba todas las muradas. Una influencia que recibieron los miembros de la joven escuela americana, entre ellos Waterman.

De vuelta a su país, y como tributo a su admirado maestro, pintaría en 1890 su versión de la sirvienta con el jerez. Un cuadro con medidas algo superiores en el que retrata a una criada mulata luciendo un vestido y tocado de influencia criolla.

Aunque la pintura de Waterman fue bautizada originalmente como The servant maid, finalmente fue reconocida con el mismo título que el primero, y con ese nombre está catalogada en el Detroit Institute of Arts, que lo posee desde 1972, cuando Ruth y James O. Keene lo donaron a la mencionada institución cultural.

Esta coincidencia entre ambas creaciones la di a conocer en un artículo que publiqué en un diario local el 14 de mayo de 2006.

Por otra parte, las populares fotos estereoscópicas de la segunda mitad del XIX también reprodujeron una imagen en tres dimensiones que mostraba a una sirvienta portando una bandeja con decantador y dos copas. Y aunque había algunos detalles diferenciados, la intención era homenajear el trabajo del artista.

El cine también puso atención en sus pinturas. Los directores artísticos, como los responsables del vestuario, que trabajaban para las grandes productoras de Hollywood, buscaron inspiración en el arte inglés del XIX a la hora de recrear películas del género histórico o de época.

Para nuestro caso traemos la premiada con cuatro ‘Oscars’, entre ellos el de dirección artística y diseño de vestuario, 'La heredera' (The heiress, 1949). William Wyler adaptaba la obra de Henry James Washington Square (1880).

No es aventurado afirmar que tanto Edith Head como Gile Steele tuvieron en mente a nuestra joven del jerez a la hora de crear el vestuario que luce la actriz Vanesa Brown en el papel de María, la sirvienta a la que el doctor Austin Sloper (Ralph Richardson) pide que traiga el jerez.

Otro tanto ocurre en la tira de humor gráfico de la prensa británica. Del Daily Mail de 6 de julio de 1964 es la caricatura del primer ministro y lider del partido laborista, Harold Wilson.

El creativo Jon muestra a Wilson, con cara compungida (la misma que pondría Powell Frith), ante la pregunta de un camarero que le hace el ofrecimiento: “Sherry, sir?”

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