Muchas son las razones por las que los estudiantes trabajan en verano. Para tener dinero para pequeños gastos, para pagar cursos que mejoren sus currículos, para irse de viaje durante el invierno, o sencillamente para salir adelante. Jóvenes que durante el año realizan sus estudios llenan en verano todo tipo de puestos de trabajo. Buscan cualquier manera de ganar dinero, mientras intentan sobrellevar como pueden las asignaturas que tienen que estudiar en verano para enfrentarse a los exámenes de septiembre. Copan los trabajos temporales, con horarios de lo más diverso: toda la mañana, horarios de mañana y tarde, e incluso para trabajar de madrugada.

Continuar los estudios tras el instituto supone un punto de inflexión a la hora de buscar trabajo. Hay jóvenes que trabajan desde los 16 años, pero la mayoría se plantean en serio la búsqueda de trabajo al entrar en estudios superiores. Muchos de estos estudios se realizan fuera de la provincia, y la economía de las familias de estos estudiantes se resiente, por lo que se hace necesario otra fuente de ingresos, por muy pequeña que sea. Además, los estudiantes descubren que son ellos los que administran el dinero, y quieren hacerlo con el que ellos ganen.

A la hora de buscar trabajo se dan todo tipo de casos. Hay jóvenes a los que la suerte les sonríe a la hora de encontrar donde ganar algo de dinero y, ya sea con ayuda de la familia o por cualquier curso que hicieron hace tiempo, logran un puesto sin complicaciones. Sin embargo, también hay jóvenes que llevan años trabajando en una empresa, que, año tras año, les llama para las mismas fechas.

En resumen, la solución para estos jóvenes son las empresas de trabajos temporales, donde buscan trabajos que, con suerte, les permitan disfrutar al menos de parte de los días veraniegos. Así, sólo hay que buscar en los puestos típicamente estivales para ver cómo los jóvenes son conscientes de que, a una edad determinada, el dinero es necesario.