Una familia denuncia el retraso para la concesión de la Ley de Dependencia

“Lo mismo cuando te llegue, tu padre ya está muerto”

  • Una familia denuncia que con el tercer grado de dependencia concedido desde abril de 2018, la madre, de 78 años, no opta aún a los servicios

  • En enero iniciaron el trámite para el padre, de 84 años y alzheimer: aún no lo han valorado

Documentos con el inicio del trámite para Cárdenas y la carta en la que a Martín le conceden el tercer grado de dependencia.

Documentos con el inicio del trámite para Cárdenas y la carta en la que a Martín le conceden el tercer grado de dependencia. / Miguel Ángel González

“Una asistenta social me dijo cuando fui para arreglar lo papeles de mi padre: ‘uy, esto tarda dos años, lo mismo cuando te llegue ya está muerto’”. Así relata la hija de A. Martín y A. Cárdenas las ‘piedras’ en el camino para conseguir que sus padres opten a un centro de día o una trabajadora de ayuda a domicilio.

“Mi madre tiene 78 años y hace unos ocho años empezamos con sus papeles. Le dieron el primer grado de invalidez pero desde abril de 2018 tiene concedido el tercer grado de dependencia. Tengo la carta aprobada de Cádiz desde ese mes pero nada...”, cuenta la jerezana, que prefiere no decir su nombre.

¿Qué significa tener un tercer grado? Según la web de la Junta de Andalucía, un tercer grado o “gran dependencia” es cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día. Además, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesita el apoyo indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidades de apoyo generalizado para su autonomía personal.

“Mi madre tiene demencia senil, está operada de una rodilla, tiene una artrosis grandísima que tiene parches de morfina puestos... Desde que empecé con el papeleo mi madre ha ido empeorando de salud, aumentando la necesidad de una ayuda”, cuenta la hija.

“Yo recibí la carta del tercer grado en abril de 2018, pero según la asistenta social que me atendió el año pasado, ella lo recibió en agosto. Se tuvo que enviar de nuevo algo a Cádiz, se llama PIA o algo así, como si Cádiz estuviera en la otra punto del mundo... Me dijeron que debía esperar unos 8 meses más para recibir a otra asistenta que evaluaría de nuevo a mi madre en su casa. Después, según me han informado, debemos elegir entre centro de día, residencia o ayuda a domicilio”, describe la jerezana.

La situación de su padre, de 84 años, ha ido empeorando con los años también y su diagnóstico hoy día es de alzheimer. “Necesitaríamos un centro de día para los dos. Pero mientras se resuelve lo de mi padre pedimos al menos una trabajadora en casa”, explica.

“En enero iniciamos los papeles para él. Me dijeron que tardarían unos 4 o 5 meses en venir a casa a verlo, pero a día de hoy no ha aparecido nadie”, lamenta la hija, quien añade que “mi madre tiene demencia senil y a veces no se acuerda de las cosas, pero le cuesta aceptar lo que le pasa a mi padre. A ella a pesar de que a veces se le va la memoria, se da cuenta de todo y está sufriendo. No pedimos nada por capricho, es que lo necesitamos”.

Los tres hijos del matrimonio se turnan para cuidarlos en su domicilio, pero eso ha obligado a la hija a dejar un trabajo en el horario de mañana: “Estamos mal. Yo entiendo que llevo relativamente poco tiempo con los papeles de mi padre, que habrá lista de espera, pero es que nos hace falta. Los médicos nos han dicho que le hace falta un centro de día, ejercicios de psicomotricidad... En casa le hemos comprado juegos pero no quiere. Necesita estar en un centro, pero me han llegado a decir una asistenta que ‘no me impaciente, que esté tranquila’. No tengo palabras”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios