Educación | Psicología

El mayor mayor

En torno al 20 por ciento de mayores de 65 años vive en soledad.

En torno al 20 por ciento de mayores de 65 años vive en soledad.

Hay muchas formas distintas de avanzar a lo largo de la vida. Unas conducen a estados de bienestar confortables, mientras que otras finalizan en la apatía y la tristeza. Envejecer no es algo sencillo, es una de esas circunstancias vitales que requieren de estrategias de afrontamiento adaptativas y, así, mantener las emociones positivas floreciendo cada día. Según la numerosa investigación sobre el envejecimiento de la que disponemos, parece que, en general, a medida que avanzamos en la edad, mejoramos nuestros niveles de inteligencia emocional. Sin embargo, las numerosas dificultades, a las que cualquier persona de edad avanzada se enfrenta hacen necesario el uso de estrategias que estimulen este afrontamiento activo. Entre estas dificultades se encuentran la pérdida de seres queridos, las enfermedades crónicas, las dificultades económicas derivadas de la falta de actividad laboral o las dificultades para mantener ciertas actividades de ocio. Así, de forma insidiosa, se va produciendo un deterioro de la autoestima que en demasiadas ocasiones se vuelve imposible de revertir.

En cualquier caso, parece claro que, en esta etapa vital, muchas personas mayores se convierten en muy mayores mientras que otras logran mantener unas actitudes joviales envidiables. Sin ir más lejos, el otro día en uno de los Grupos de Ayuda Mutua que gestionamos en Psicología Diez, una de las participantes de 92 años, le decía a uno de los participantes que era un chaval porque tenía sólo 86 y era el menor del grupo, mientras que los demás se reían de la broma. Y es que, a lo largo de toda la vida, mantener algunos hábitos saludables nos ayuda a conseguir una actitud positiva: alimentación, sueño, ejercicio físico y relaciones sociales pueden que sean los prioritarios.

Los Grupos de Ayuda Mutua para personas mayores permiten establecer un espacio compartido en el que, entre iguales, se pueden tratar estos asuntos y, además, permiten combatir uno de los problemas más duros de afrontar como es la soledad no deseada. Aunque sea por unas horas, los participantes de estos grupos aprenden a mejorar su día a día, se dan consejos entre ellos, se saludan con alegría y se ayudan a mantener la autoestima en alto sintiéndose de nuevo ellos mismos dentro del grupo al que pertenecen.

Según distintas fuentes en torno al 20 por ciento de mayores de 65 años viven en soledad (uno de cada 5) mientras que en personas mayores de 80 años la cifra se duplica hasta el 40 por ciento de esta población. De hecho, la soledad se ha considerado la pandemia del siglo XXI. Incluso la Organización Mundial de la Salud ha considerado a la soledad no deseada como una cuestión de salud pública. Se ha relacionado no sólo con la aparición de problemas psicológicos como el estrés, la ansiedad o la depresión, sino también con problemas inflamatorios, aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, problemas endocrinos y del sistema inmunológico.

Por ello, aquí, en un espacio en el que habitualmente tratamos temas relacionados con la educación, no quería dejar atrás la importancia de la educación en este grupo de población que, además, cada vez es más numeroso gracias al aumento de la esperanza de vida. Al mismo tiempo, entre las variables que mejor predicen la aparición del sentimiento de soledad se encuentran los problemas psicológicos, el no tener a quien llamar en momentos de dificultad o el bajo nivel educativo.

Para finalizar, aunque la magnitud del problema requiere de la intervención de instituciones públicas y privadas, la asistencia a grupos de ayuda mutua y aprendizaje de estrategias para gestionar emociones es, sin duda, una estupenda estrategia para mejorar la calidad de vida y para no ser mayores mayores.

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