Jerez

120 metros de baño de masas

  • El candidato del PP, Mariano Rajoy, da un pequeño paseo por el centro de la ciudad arropado por simpatizantes y curiosos. Finalmente no pudo visitar la plaza de abastos como estaba previsto.

arecía un día normal. Bueno, un día normal con un sol de justicia. En el bar La Vega había señores tomando tranquilamente el desayuno, el puesto de flores de la plaza de abastos envolvía en plástico ramos de margaritas y en el mercado se compraban kilos de tomates para un gazpacho fresquito. Un miércoles cualquiera si no fuera porque pasadas las once de la mañana en el entorno de Doña Blanca iban apareciendo más policías de lo normal. Las miradas se centraban de repente en algunos enchaquetados que, teniendo en cuenta las altas temperaturas, presagiaban que algo iba a ocurrir. Así que no quedó más remedio que alargar el último sorbo del café en la terraza para ser el espectador de una peculiar escena. 

 

“¿Qué viene el presidente? ¿En serio? Niñaaaaa, que viene el Rajoy”, gritó una señora en la parada del autobús. A las doce y diez,  el candidato a la Presidencia del Gobierno del PP, Mariano Rajoy, comenzó su paseo tras haber visitado horas antes la fábrica de Montesierra. “Venga, venga, vamos a darle a las manos. ¡Presidente! ¡Presidente!”, lanzó una señora mientras jaleaba con las manos.En cuestión de segundos  la escalinata del Villamarta quedó abarrotada de militantes y curiosos y la estrecha calle Unión pasó a ser un embudo. Llegó Rajoy e inmediatamente los móviles se alzaron para captar la visita. “¡Quilloo!, ¿dónde está?”, se preguntó un hombre mirando para un lado y otro sin poder ver más allá que las cabezas de un estudiado equipo de seguridad que rodeaba al presidente en funciones. Aplausos, muchos aplausos recibió ayer Rajoy en Jerez, que se dio un auténtico baño de masas, acompañado por el presidente del PP de Andalucía, Juanma Moreno, y por otros dirigentes populares de la provincia como Antonio Sanz, Teófila Martínez, María José García-Pelayo y Antonio Saldaña, entre otros. 

 

En la pared del bar de la calle Unión había carteles simulando diseños americanos, y las palmas por bulerías y los ole le siguieron durante buena parte del recorrido. “Lo llevan en volandas al pobre”, dijo un señor sorprendido por el despliegue de la cita. “Échate una foto, ahí, ahí, ahí, ¡presidente! ¡Presidente!”, lanzó una señora sujetando uno de los carteles del PP. Entre la multitud, Antonia Castro, madre de Juan Holgado, se hace un hueco y con una amplia sonrisa le dice a la prensa: “Sí, lo he visto. Me ha dicho que están todos conmigo. Lo vamos a lograr”. 

 

El candidato popular para Moncloa sacó ayer lo mejor y lo peor de la gente. Por un lado, la efusividad y el cariño hacia el presidente en funciones que pocas veces viene a Jerez, y por otro, la agresividad de quien quiere colocarse en primera fila a toda costa. “Pues mira, ‘sale’ mejor en persona que en la foto”, se escucha cuando aún Rajoy no había salido a la plaza. Los pocos más de 120 metros desde donde lo dejó el coche hasta el punto en el que lo recogieron (en Esteve) se hacen en un par de minutos andando. El líder del PP tardó casi media hora en recorrerlo porque prácticamente apenas se podía avanzar. “Por favor, ¿me puedes echar una foto con Teófila? Porque le pese a quien le pese ella es la alcaldesa de Cádiz”, señaló un joven mientras extendía su móvil a una periodista. Cerca, una señora con su perro yorkshire sacaba el abanico para aliviar el calor a su mascota en brazos. “¿Te has hecho la fotito ya? Ea, pues vámonos ya hijo. Qué calor”, resopló una madre con las bolsas del mandao. Y mientras la mayoría ‘mataba’ por un ‘selfie’ con el líder del PP, otros, como el churrero, le pedía que bajara la cuota de los autónomos.

 

Los pocos balcones que dan a la calle Doña Blanca fueron para los privilegiados los palcos de la ‘carrera oficial’. Un trayecto que no pudo pasar por dentro del mercado por falta de tiempo y quizás, también falta de seguridad, y que llevó a que la junta directiva de la plaza de abastos saliera a la calle para ser recibida por el presidente en funciones. 

 

Hubo elogios, pero también reproches e insultos, que acabaron en discusiones entre los propios jerezanos que se agolparon en el centro, unos criticándolos y otros defendiéndolos. Si de repente se escuchaba “Rajoy, da trabajo”, “más trabajo y menos recortes primo”, “¡sinvergüenza! ¡Ladrón!”, “¡embustero!”, “trabaja por el pueblo picha”... Más fuerte se hacía el coro de “¡presidente, presidente!”. Batalla de palabras que no empañó una visita que al PP le supo a triunfo y que acabó con un Rajoy empapado de sudor y palmas por bulerías. 

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