Jerez

La mirada de los creativos gráficos

  • Un patrimonio cultural y artístico

El Diccionario de la Lengua Española define el término etiqueta como "aquella marca, señal o marbete que se coloca en un objeto o en una mercancía para su identificación, valoración o clasificación", entre otras características destacables.

En el último cuarto del siglo XIX se inicia el uso generalizado del embotellado de los vinos, así como el etiquetado de las mismas.

Los asuntos tratados han sido muy variados, pero la mayor parte de estas etiquetas han reflejado en su universo iconográfico la ruptura ideológica y mental que sufrió la sociedad europea a partir del siglo XIX. Para ello se reforzaron, según Ramos Santana, "los sentimientos localistas y regionalistas y se impuso la defensa de la tradición de cada país cobrando fuerza el carácter de reafirmación de lo nacional y de las costumbres, usos y tradiciones»

La tauromaquia, el caballo, la religión, personajes y hechos relevantes de nuestra historia, las fiestas populares, el propio mundo del vino y, cómo no, el folclore, este último representado por la música y el baile con más difusión internacional, el flamenco, fueron objeto de reinterpretación en las etiquetas que adornaron el oscuro cristal de las botellas que contenían el delicioso néctar jerezano.

La celebración durante estos días pasados de la XXII edición del Festival Flamenco de Jerez nos invita a realizar un breve repaso al tratamiento del imaginario flamenco a través de este singular medio publicitario.

A lo largo de más de un siglo es posible estudiar la evolución del arte flamenco, y sus intérpretes, por medio de la visión que los bodegueros del Marco, y los creativos a los que se les encomendaba su diseño, plasmaban en este tipo de soporte promocional.

Una manifestación artística, que no por humilde ha jugado un papel importante en la difusión y el conocimiento del flamenco. La investigadora sanluqueña, Ana Gómez, distingue en las etiquetas de tema flamenco tres variantes iconográficas, sobre la base de sus contenidos y al diverso tratamiento lingüístico e icónico de sus composiciones. Las de articulación exclusivamente textual, las de escenas costumbristas de carácter festivo y galante y, finalmente, las compuestas por la figura de una mujer gitano-andaluza relacionada con el flamenco.

Pequeños trozos de papel que encierran esa otra historia en la que se armoniza sutilmente el arte gráfico con el arte del flamenco. Aquí van algunas para reforzar su consideración como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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