Jerez

El misticismo del dibujo

  • Acercamiento al movimiento 'Xerez Sketchers', toda una cultura y una filosofía a través del arte y el dibujo urbano en el marco de las redes sociales.

Van en grupo y son silenciosos. Es fácil verlos, sobre todo en fin de semana, sentados en una esquina junto a un monumento o un paisaje mirando a un punto fijo mientras en su regazo descansa un folio en blanco. Al aire, a la altura de los ojos suelen ayudarse de un lápiz o un bolígrafo para 'medir' la realidad que van a plasmar. Y aquí empieza la magia. Es el grupo más local del movimiento internacional de urban sketchers (o dibujante urbano), una comunidad de dibujantes que fomenta la práctica del dibujo en el momento y luego se comparte en las distintas redes sociales. La figura del urban sketcher surgió en 2007 en un manifiesto traducido a una docena de lenguas y se ha ido extendiendo a todos los lugares del mundo hasta que inevitablemente ha llegado a Jerez, bajo el nombre en Facebook de Xerez Sketchers, donde quien quiera puede estar al tanto de todos los pasos del movimiento jerezano. El grupo ya ha hecho varias visitas a la ciudad y en algunas, como la que se cuenta en estas páginas, ha contado con el apoyo de las delegaciones de Cultura y Turismo para que le permitan entrar a dependencias como el Alcázar de Jerez. La próxima será el día 9 de abril en el parque de Bomberos.

Al frente de los dibujantes urbanos jerezanos está Fernando Álvarez, quien cuenta que el nacimiento de los Xerez Sketchers "surge porque ya había grupos anteriores en la provincia. El pionero fue Bahía de Cádiz, luego vinieron Vejer, Algeciras, Campo de Gibraltar... Como íbamos a todas las quedadas, fuimos haciendo varias visitas a Jerez y pensamos que era el momento de crear el grupo". A las quedadas en la ciudad les acompañan compañeros de toda Andalucía, y "la gente se queda sorprendida con el patrimonio que tenemos. Nuestros dibujos y los encuentros también sirven como vector turístico para mostrar el patrimonio que tenemos en la ciudad".

Este grupo ya ha dibujado en enclaves tan jerezanos como el Alcázar -esta es la segunda vez que van-, al zoológico -al que acudieron unas 15 o 20 personas, sus dibujos pueden verse además en la web del parque-, hicieron también un encuentro de tabernas, tabancos y bodegas (como Lustau o Tío Pepe)... "Hemos estado en montones de sitios y los que nos quedan por ver. Hicimos una a nivel de calle, que quedamos en la plaza del Arenal, el barrio de San Miguel y tenemos muchas cosas pendientes, entre las que tenemos idea de ir al circuito o el Museo de los Relojes y así utilizar todo lo que la ciudad pone a su disposición. El único inconveniente es que esto es un hobby y utilizamos nuestro tiempo libre. Esto es completamente altruista porque dibujamos para nosotros, no vendemos los dibujos ni nada", cuenta el creador del grupo.

Fernando Álvarez habla mientras hace una pausa de su dibujo en la mezquita del interior del Alcázar. Ahí se han sentado tres compañeros de la docena que han acudido a esta quedada, en la que hay personas de todas las edades y profesiones. El jerezano explica que "hay gente de todos sitios, profesión y técnicas. Para venir aquí, solo hace falta que te guste pintar. De hecho, hay infinidad de técnicas: lápices de colores, rotuladores, acuarelas, tinta indeleble, pluma... Como medio, cualquiera que haya disponible, ¡eso es lo bonito!".

Todo el proceso, confiesa Álvarez, "es un poquito místico porque cada uno se pone a dibujar en su esquina, calladito. Luego cuando salimos y nos vamos de cervecitas ponemos los dibujos en común y vemos lo que hemos hecho, a unos les gusta más una cosa, a otros otra... Lo variopinto es lo bonito y más en estos casos".

En la misma mezquita, a su izquierda, se encuentra José María Lerdo, arquitecto y profesor de la Escuela de Arte de Sevilla. ¿Qué es lo más importante a la hora de sentarse y ponerse a dibujar? Coincide con Fernando: "Que te guste. Después, cuanto más lo hagas y desarrolles una técnica... Esto es como la guitarra, hasta que no tocas mucho no empezarás a disfrutar. Al principio cuesta trabajo porque tienes que tener un mínimo de conocimiento ¡pero lo más importante es que te guste! No es complicado, a la gente le da miedo porque dice que no sabe y luego porque le da vergüenza. Los dos juntos son malos enemigos", bromea.

"Una de las ventajas de este movimiento es que con las redes sociales pues tienes un motivo de relación humana y eso es un acicate muy fuerte -explica Lerdo con una sonrisa-. Yo esta mañana me he levantado un poco cansado... En la cama se está mejor, pero vienes porque sabes que estaba aquí Fernando, Pilar y que vas a estar entre amigos". El arquitecto explica que existen "muchos tipos de dibujo. Se nota mucho los que vienen de Bellas Artes, los que son más técnicos... Pero al final vas aprendiendo de lo que ves de los demás" señala antes de explicar que en su caso "pierdo mucho tiempo encajando el dibujo y normalmente, aunque soy arquitecto me gusta ser pintor, mancho con aspiraciones de pintor e incluso al final meto un poco de tinta, esto depende de la personalidad de cada uno".

Alejado del mundo de la pintura y el dibujo, el maestro jubilado Salvador Pérez señala, mientras pinta sobre de pie sobre su agenda en el Patio de las Armas, que "lo más maravilloso es encontrar una gente que no van de profesores pero sin embargo te enseñan. Cuando estamos tomando una tapita, un refresco..., lo que sea, ahí sacamos los cuadernos y todos te ayudan y te aconsejan. Es una generosidad para comunicar el saber tremenda pero en todos los grupos que te comento. Es una filosofía, la de disfrutar del momento y compartirlo".

Pérez, nacido en Arcos, encontró a los dibujantes urbanos "de casualidad porque pinto con acrílico desde hace muchos años y hace aproximadamente un año una antigua alumna me habló de este movimiento como si fuera un periodismo gráfico, que es tal como yo lo entiendo. Me inscribió en el grupo de sketchers de Cádiz y comencé de espectador hasta que conocí a Fernando y vi lo cercano que era. Me he enganchado". Sobre las quedadas explica que "como nos movemos prácticamente en el entorno de la provincia, que como muy lejos estamos a una hora, te posibilita ir con la familia y aquí tenemos sierra, monumentos, ciudades, campo, campiña, salinas... Tenemos de todo, motivos muy variados".

En los jardines junto al Patio de Armas, entre fuentes y pulmones verdes se encuentra María del Carmen, esposa de Fernando, que regenta una casa rural y hace teatro. "En mi caso, como salí de Arte y Oficio aprendí a dibujar pero en casa y en solitario. A partir de unos compañeros que conocí a través de mi marido, salió todo este movimiento. Yo soy muy vergonzosa al pintar en la calle, eso de que te pare la gente y te esté mirando y exprese sus opiniones te coarta un poco. Esto me ha servido mucho para perder un poco los nervios de dibujar en la calle y apreciar un poco las ciudades, los pueblos... porque cuando te sientas a dibujar algo lo ves de otra manera. Ahora estamos en el Alcázar, yo he estado aquí pero como lo estoy apreciando ahora mismo no lo había hecho de visitante".

"Somos personas muy diferentes y de muchas edades y profesiones que no tenemos nada que ver, pero también dibujamos un estilo muy particular. Hay algunos que se parecen, pero cada uno es mundo y es verdad que esto una filosofía porque cada tiene un punto de vista y se expresa de una forma. Pienso que sí, que puede ser una filosofía de forma de ver el mundo a través de las manos y un dibujo".

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