Jerez

Poco ruido y mucha policía en la primera noche motera

  • Las aglomeraciones se concentran en los bares de la avenida Álvaro Domecq, Lola Flores y en el parque del paseo de La Rosaleda · El centro registra un vacío absoluto

El rugido del motor en la primera noche del fin de semana del Mundial quedó en un segundo plano ante la importante presencia policial que invadió la ciudad al caer el sol. Si alguien esperaba grandes fiestas al aire libre, el chasco fue mayúsculo, porque sólo en tres puntos de Jerez se concentró la movida, y tampoco era para tirar cohetes. Los bares de la avenida Álvaro Domecq fueron los que parece ser que registraron el mayor número de público, pero siempre bajo la permanente mirada de un grupo de policías que vigilaban que no se fuera 'de madre' la fiesta motera. Entre los 'nocturnos' se podía ver a un importante núcleo de moteros equipados de arriba a abajo, aunque se mezclaron de buena gana con los jerezanos que aprovecharon esta fiesta para poder beber fuera de los establecimientos.

El parque infantil ubicado en el González Hontoria se convirtió desde la tarde en un botellódromo inaugurado por mensajes de teléfonos móviles y vía email. Esta convocatoria consiguió atraer sobre todo a un público joven, que a falta de un gran presupuesto decidieron comprar botellas y pasar un buen rato entre amigos en el paseo de La Rosaleda.

La avenida de Lola Flores fue el otro punto marcado en rojo en el mapa de la noche motera. En ambas aceras no cabía ni una moto más aparcada, siendo los pocos coches estaciones algo entraño en este ambiente del motor a dos ruedas. Frente a los bares, otro grupo de policías tomaron el papel de guardianes del parque, para evitar que la zona verde se convierta en otro botellódromo ilegal. La misma guardia se realizó en el parque Niágara, donde seis agentes estuvieron más que atentos.

A pesar de que la Feria del Caballo dio anoche el pistoletazo de salida, muchos decidieron adelantarse a la pre-inauguración y pisar el albero del Real el pasado viernes. La movida se concentró en las casetas más próximas a la entrada de Ifeca, augurando un inicio más que fuerte para esta edición de la Feria. Lo anecdótico era comprobar las dos caras de la noche en el Real, ya que por un lado estaban los jóvenes y moteros disfrutando de las primeras copas de vino y demás bebidas, mientras que por otro, algunos jerezanos trabajaban sin descanso para terminar de decorar y montar las casetas para el día de ayer. Trabajo y diversión se mezclaron en la noche anticipada a la música por sevillanas y catavinos.

El centro de la ciudad no registró ningún movimiento motero, tal era el silencio a media noche que una simple 'scooter' (sin intención de faltar) era lo más llamativo que recorría las calles del casco histórico. Sólo se vieron motos de grandes cilindradas a las puertas de los hoteles, porque muchos bares cerraron la caja del día poco después de la medianoche.

Ni la fiesta de la cerveza que se está celebrando en la plaza de toros fue un atractivo para los visitantes. Habrá que pensar que los moteros decidieron desplazarse al circuito para disfrutar de lo más 'puro' del motor, o escogieron descansar en sus hoteles y tomar fuerza para un sábado y domingo supuestamente más intenso. Sea así o no, lo cierto es que parece que los que más disfrutaron fueron los propios jerezanos. Como dos niños que decidieron pasar un rato de la noche tomando fotografías de las motos que pasaban por la glorieta Biarritz (junto a la avenida Lola Flores). Seguro que estos pequeños soñaron con algunas de las motos que quedaron 'guardadas' en sus cámaras.

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