"La igualdad real entre hombres y mujeres no existe en todos los terrenos", expresa con contundencia María García. A sus 43 años es dueña de una juguetería desde hace tres años, aunque lleva entre muñecos y libros infantiles desde pequeña debido a que sus padres tenían un negocio dedicado a esta misma actividad. García explica que el 80% de su familia son "autónomos y comerciantes, por lo que se ha mamado desde pequeña". Antes de que sus padres abrieran la juguetería, ya acompañaba a sus tíos en una panadería que llevaba el matrimonio. Esta experiencia adquirida desde tan corta edad le ha servido para poder hacer frente a uno de los retos más difíciles de un empresario, "la necesaria profesionalidad a la hora de tratar a los clientes. Ante todo tienes que tener una ética y respetar al público, porque hay veces que no te valoran y te hacen auténtica pupita".

La empresaria afirma que montar y mantener tu propia empresa "no es asunto fácil. Conlleva el pago a proveedores, impuestos, requisitos legales, gestión de personal, de compras... Y todo eso, compatibilizarlo con la vida personal". A este respeto, García asegura haber tenido "más dificultad" a la hora de tratar con entidades públicas "por el simple hecho de ser mujer". García encuentra el problema, sobre todo "entre los entes públicos y la banca. A la hora de pedir un préstamo te ponen muchas más trabas. Aunque lleves números que te avalen, como tu renta o un balance, siempre te miran de forma diferente, hasta se tramita todo con mucha menos agilidad". En este sentido, la propietaria incluso denuncia haberse sentido violenta en estos trámites porque "una vez, un encargado de una entidad pública, no voy a decir cuál, se me puso demasiado simpático".

Además de la experiencia adquirida por sus años de profesión como autónoma, María García imparte Organización de Empresa en la Universidad de Cádiz y es miembro activo del consejo por la asociación de Mujeres Empresarias.