Reflexiones sobre psicología

Por un mundo mejor

  • Nuestra conciencia nos dice que no somos responsables de lo que sucede

Las enfermedades raras, aquellas que por su baja frecuencia de aparición nos son prácticamente desconocidas, existen. Y digo que existen porque muchas de ellas no están recogidas en los correspondientes manuales diagnósticos. Sin embargo, su presencia es evidente en la rutina diaria de muchas familias. Afortunadamente, se ha celebrado recientemente el día conmemorativo de este tipo de dolencia, para que todos podamos tomar conciencia de lo que significa tener una enfermedad, que nadie comprende y sobre la que incluso los especialistas apenas pueden aportar información.

Bien sabido es, que resultan mucho más censurables, para la mayoría de las personas, aquellos delitos que se cometen por acción que por omisión. Sigue pareciendo más grave pegar a un compañero, que dejar que otros le agredan sin prestar nuestra ayuda. Estamos así programados. Nuestra conciencia viene a decirnos algo así como que yo no soy responsable de lo que está sucediendo. En el fondo quizás esto sea un importante mecanismo de defensa, que nos permite sobrevivir entre tanta tragedia. Incendios, terremotos, guerras, hambre. Este año, que casi acaba de comenzar, no está siendo excesivamente diferente a muchos otros, y al igual que en otras tantas ocasiones muchos siguen omitiendo una acción.

Mejorar el mundo desde la escuela, no significa maltratar a nuestros menores haciéndoles comprender el enorme sufrimiento que otros padecen.

Una infancia feliz posibilitará que estos niños, sean en el futuro adultos sanos dispuestos a ayudar. Pero sí que podemos ayudarles a que en el futuro sean adultos generosos y solidarios, debemos empezar por educarlos emocionalmente. Algunos autores dicen que el triunfo de la especie humana frente al resto de las especies animales se debe a su capacidad para entender las emociones en sus iguales.

Esta habilidad ha ido desarrollándose a lo largo de los siglos, hasta el punto que hoy, conocemos la existencia de las llamadas neuronas espejo. Son neuronas, células del sistema nervioso altamente especializadas, que se activan produciendo en nosotros las emociones que sufre o disfruta la persona que tenemos en frente.

Se trata, por tanto de una habilidad o aptitud cerebral que al igual que cualquier otra aptitud puede ser estimulada y mejorada. Son muchos los países desarrollados que han invertido grandes cantidades presupuestarias en integrar en las escuelas los programas de inteligencia y educación emocional, conscientes de que esta inversión generará amplios beneficios. Al igual que en cualquier gran empresa el mayor capital es el humano, el mayor superávit de cualquier país es una sociedad solidaria y desarrollada.

No deberíamos olvidar entonces con tanta facilidad, la importancia que la comprensión de las emociones en los demás tiene en el inicio y mantenimiento de una conducta prosocial. Sólo así seremos conscientes de que por omisión difícilmente podrá ser algo resuelto.

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