Tierradenadie

Nuestro mundo

Sí, puede que estemos mejor de lo que estábamos. Seguro que hoy, en algunas partes de nuestro mundo al menos, no hay las infames desigualdades que hubo; es cierto que la Edad Media se quedó en las postrimerías del siglo XV, que hemos avanzado mucho en la defensa de los derechos fundamentales de las personas, en la abolición de la esclavitud, en acabar con las desigualdades entre mujeres y hombres, en la protección de la infancia y el respeto a los discapacitados… no creo que lo podamos negar, pero…

… Pero no me gusta lo que veo. Con lo que me encuentro, si no cada día, la mayor parte de ellos, me produce inquietud primero, desengaño después, y desesperanza, mucha desesperanza revestida de un profundo desaliento y una incredulidad sin fin, para concluir.

La duda es lo que mueve al hombre a pensar, a preguntar, a buscar respuestasEl amor necesita lealtad, generosidad y tal vez, humildad, valores que brillan por su escasez

Me apasiona la filosofía. He leído a muchos de los clásicos y de los no clásicos, a muchos de 'los grandes' y a otros apenas conocidos… todos coinciden. La duda es lo que mueve al hombre a pensar, a preguntar, a buscar respuestas. Y es la duda, intensa y obstinada, la que me impide creer en la bondad congénita de nuestra naturaleza. Esa duda que condiciona mi concepto de la especie humana ante la constatación de una realidad indiscutible, casi cotidiana, que me empuja, aún a rastras, a tener que aceptar que seguimos siendo 'renglones torcidos de Dios' -título de una obra de D. Torcuato Luca de Tena-, posiblemente, sin remedio paliativo ni solución definitiva.

Parece que no hay cómo poner freno a tanta ambición desbocada, que no hay modo de poner puertas a tanta excesiva y desmesurada vanidad, parece que la humildad estuviese desterrada, que la generosidad anduviese huérfana, que la lealtad hubiese sido condenada a la vergüenza y el olvido…

Las personas mueren, a millones, de hambre y necesidad, miles de criaturas son secuestradas y asesinadas para vender sus órganos al mejor postor, se comercia y se viola a las mujeres, se esclaviza a muchos seres humanos indefensos, el tráfico de droga aumenta a un ritmo del 500% cada tres años, se mata por una discusión, se engaña y roba a los que sólo tienen para sobrevivir, se miente, estafa y desfalca a los ciudadanos: desde el más anónimo de los concejales en cualquier pueblo olvidado, hasta el más alto ejecutivo, consejero o presidente en su fastuoso e infame despacho, pasando por príncipes o princesas, consortes o parientes varios, reyes o reinas, en cualquier caduco y obsoleto palacio real. Degradación, crueldad, egoísmo, tortura, corrupción, avaricia, desvergüenza, inmoralidad, muerte…

Hay antídoto contra todo esto: amor. En cualquiera de sus manifestaciones: amor a Dios -cualquiera que éste sea-, amor pasional a otra persona, amistad -amor a otra persona-, cariño, -aprecio sincero a otro de los seres con los que convivimos…-

"Amaros los unos a los otros como yo os he amado", lo dijo 'Alguien' -fuese Dios, para unos, o profeta, para otros- que dio su vida, sin tener porqué hacerlo, por todos nosotros. "Todo lo que necesitas, es amor", cantaban los cuatro de Liverpool... ¿Cuántos otros pensadores, artistas, filósofos, humanistas y científicos lo han repetido desde el principio de nuestro tiempo hasta hoy…? Sin embargo parece que no terminamos de creerlo, o tal vez sea que no somos capaces de sentirlo en toda su magnitud ni vivirlo en nuestras vidas como debiéramos, no lo sé.

Si para que nuestro mundo fuese algo parecido a lo que, probablemente la mayoría, quisiéramos que fuese, necesitamos del amor; el amor necesita lealtad, generosidad y, tal vez, humildad; valores que brillan por su terrible escasez en el que no debiera ser, pero sigue siendo, nuestro mundo.

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