Jerez

En el nombre de Ubrique: ¡Basta!

  • La localidad serrana lamenta que las "fechorías" de unos cuantos manchen la imagen real de todo un pueblo, que intenta salir de la crisis a base de esfuerzo y trabajo por situar la piel en el top ten industrial

No hace ni un año que estaban en el punto de mira con las televisivas vecinas las Coles, en programas rosas, y el juicio de la Operación Karlos, con la imputación de la mujer del torero Jesulín, y otra vez, el pueblo de Ubrique se encuentra en solfa. Dicen sus vecinos que están "cansados" y "hartos" de que paguen justos por pecadores, que las fechorías de unos cuantos se carguen, por derecho, la imagen real de un pueblo trabajador y honrado.

"Por unos sinvergüenzas, pagamos todos". Es la respuesta que daba ayer el camarero de un bar de una de las arterías principales de este pueblo de la Sierra de Cádiz, con 17.000 habitantes, que intenta sacar la cabeza ante la crisis económica. Lo dijo tras desayunarse los últimos avances de la Operación Picones, localizada entre la Sierra de Cádiz y Jerez, contra el cobro fraudulento de prestaciones y ayudas familiares, que ha destapado la Guardia Civil. "Dicen que uno de los cabecillas es de aquí, pero no lo conocemos", aseguraba otra ubriqueña, a la que la noticia de esta supuesta trama le ha caído como un jarro de agua. Le duele que la mala fama "se cargue" el pueblo.

Y no es para menos, los ubriqueños se sienten ofendidos por ser conocidos por estos desmanes y no por la brillante trayectoria industrial que llevan defendiendo durante generaciones con la marroquinería, que ocupa el 70 por ciento de la producción nacional. "Me parece que no salimos de una cuando estamos metidos en otra. Y la gente ya está un poquito fastidiada porque reza, con estos fraudes, que todo el pueblo es corrupto. Y aquí son cuatro, y encima venidos de fuera, que llegan a especular y engañar. Aquí la fama nos la están dando esos mismos cuatro listos", se desahogaba Juan Manuel, uno de los carniceros de la remozada plaza de abastos de Ubrique, epicentro de la vida local. Y termómetro de los efectos de la crisis en los bolsillos del vecindario. "Está la cosa fastidiada. Se nota en las ventas. La gente tiene temor a gastar un poco más porque no sabe qué pasará con las perspectivas que nos dan".

Lastimado, también, reaccionó el alcalde ubriqueño, Manuel Toro (PP), que pidió prudencia mientras bajadaba de Madrid, hasta donde se desplazó para solicitar ayudas a la reindustrialización. La investigación policial ha señalado a los cabecillas de esta trama, dos miembros de la familia Picón, de Jerez, con un primo de éstos, de Ubrique. "No nos gusta ver que, a la ligera, aparezca Ubrique como centro. Parece que eso vende más. Esta familia vive en Jerez y no sabemos la relación con este pueblo", acreditó. Y añadió: "En Ubrique nos dedicamos a trabajar honradamente y nos duele que se nos conozca por esto". En los mismos términos se pronunció el presidente de los empresarios de la piel (Empiel), José Pulido, quien pidió cautela y lamentó que este tipo de noticias afecten al buen nombre mientras "nuestra gente ha luchado siempre y se deja la piel, en su trabajo por mantener la calidad de la marroquinería y por poner al pueblo en el lugar que merece", apuntó.

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