Jerez

El vino elude la obligación de detallar su contenido de azúcar, sal y grasas

  • La nueva norma de etiquetado de la UE, que exime también a la cerveza, los licores y las bebidas alcohólicas aromatizadas, no beneficia al jerez y sus efectos saludables

El vino, la cerveza, los licores y las bebidas alcohólicas aromatizadas han quedado exentos de la nueva norma de etiquetado aprobada ayer por los ministros de Sanidad y Consumo de la Unión Europea, que obligará a la industria alimentaria a detallar el contenido de azúcar, sal y grasas para facilitar la labor a los consumidores que quieran optar por una dieta saludable y contribuir a la lucha contra la obesidad.

La exclusión del vino, aunque peleada por España, hace flaco favor a los caldos jerezanos, que pierden una oportunidad para 'vender' sus muchos beneficios para la salud detallados en numerosos estudios, en los que se pone de manifiesto su contribuón a la pérdida de peso, la disminución del colesterol o para mitigar alergias, entre otras muchas cualidades paliativas.

La nueva legislación sobre etiquetado, que exige la inclusión en el envase de alimentos y bebidas de información clara y legible sobre energía, grasas, grasas saturadas, carbohidratos -con referencia específica a los azúcares-, proteínas y sal, atiende las exigencias de muchos de los principales productores de vino europeos, entre ellos España, Francia, Alemania, Italia o Portugal, que solicitaron desde el inicio de la negociación la exclusión del vino de la norma, que deberá ser ratificada, no obstante, por la Eurocámara.

Los Estados miembros tendrán un periodo transitorio para la aplicación de la normativa, que aún debe ser ratificada por la Eurocámara, por lo que no se espera que la misma entre plenamente en vigor hasta 2013 o 2014, mientras que para el vino, la cerveza y los licores, la Comisión presentará un un informe dentro de 5 años, momento en el que decidirá si es necesario incluirlos en la norma sobre el etiquetado. Los alimentos no envasados también quedan exentos de la obligación de declaración nutricional, a menos que el Estado miembro en cuestión decida lo contrario.

La industria tendrá, además, cierto margen sobre las formas de presentación, siempre que sean claras y no induzcan a confusión, algo que no gusta a países como España, que prefieren un sistema más armonizado.

Los datos deberán ser legibles, con un tamaño de letra de 1,2 milímetros por lo menos (frente a los tres milímetros que había propuesto Bruselas), aunque se contemplan excepciones para los envases pequeños. Se podrá añadir información adicional voluntaria sobre cuestiones como nivel de colesterol o fibra.

Otro de los objetivos de la norma es proporcionar una mayor protección contra los alérgenos. Para ello, pide que se etiqueten todos los alimentos que contengan sustancias alergénicas (como cacahuetes, leche, mostaza o pescado) o que se indique claramente la presencia del alérgeno de otra forma. Esto supone un paso más respecto a la actual normativa, que sólo se aplica a los alimentos preenvasados.

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